18: en grave peligro.

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— ¿Habías venido antes a Japón, amor?

Al hacerla mientras ella le prestaba atención a algo señalado por su hijo, la pregunta de Shim Jaehyun tomó por sorpresa a su esposa Sol. Ella volteó a verlo de nuevo, su mano tomando la mano de Jake para que no se perdiera entre las ocupadas calles de Okayama, que durante esos hermosos  días de primavera estaban siempre llenas de turistas. Habían viajado por horas en el auto que su esposo tenía con la compañía para llegar desde Osaka hasta allá, y los recuerdos que Yoon Sol había creído perdidos volvían a ella como viejos amigos.

El más frecuente de todos ellos era el recuerdo de Nita, su mejor amiga.

— Si, fue hace años —le contestó ella, sopesando sus alrededores—. Entrené para Porcelain aquí, me enseñaron técnicas de ballet y refrescaron lo que ya sabía, trabajé con una chica muy especial, una de las mejores en su área.

— También conocí a una bailarina, hace mucho tiempo —dijo Jaehyun, mirándola a los ojos—. Me encantaría verte bailar para mí algún día.

— No lo sé, Jaehyun —dijo ella mientras sonreía, sabiendo que Jaehyun seguía mirándola pero un tanto avergonzada para mirarlo de vuelta—. Estoy muy oxidada, muy seguramente ya no sea ni la sombra de la bailarina que podía considerarme antes.

— Estoy seguro de que bailas hermoso, mamá —le dijo Jake, sonriéndole—. Puedo bailar contigo si te da miedo.

Ella, conmovida por las acciones de su hijo, tomó su mejilla y le dio un pequeño beso en la contraria, haciéndolo sonreír incluso más. Algo que no le era extraño era lo mucho que Jake había aprendido a quererla. Se lo había ganado, poco a poco y con mucho esfuerzo, pero su pequeño hijo ya empezaba a verla como una figura materna. Le dolía en todo el corazón saber que lo tendría lejos por el tiempo que pasaría estudiando en Australia, y se aseguró de empezar a buscar proyectos internacionales con grabaciones en el extranjero para poder ir a visitarlo más frecuentemente. Jake, por su lado, sabía muy bien que amaba a sus padres. No tenía nada en contra de ellos, por lo contrario, les era sumamente agradecido por la vida que le habían permitido vivir. Todos esos lujos, buenos tratos y atención eran cosas con las que él sólo podía fantasear en el orfanato.

Aunque a ciencia cierta, con Sunghoon a su lado, nunca le hicieron mucha falta tampoco.

— Ya llegamos— musitó Jaehyun, lo que hizo que tanto Jake como Sol miraran al frente.

冬の花孤児院*, leía el letrero con hermosas ilustraciones pintado a mano en un trozo de madera que se exponía frente a ellos, leer ese nombre le recordó a Sol incluso más a Nita, pues ese nombre aparecía en la promesa que Nita le había pedido en esa última carta. Jaehyun parecía decidido, y sólo entonces entendió lo idiota que había sido al no percatarse de lo obvio.

[Nota de la autora: (fuyu no hana minashigo-in) Orfanato Flor de Invierno]

— ¿Qué hacemos aquí, papá?— le preguntó Jake, sin saber japonés lo suficiente como para entender el letrero y auténticamente confundido por el ambiente del lugar.

No lo malinterpreten, el lugar era realmente hermoso. Los jardines que se extendían a los lados de la pequeña cabaña parecían eternos, llenos de hermosas flores y juegos para los niños. Jake pudo ver a un par de niños jugando frente a la cerca del fondo del jardín, el chico pretendía ser un príncipe, imitando lo que parecía la coreografía de algún ballet junto a la chica, quien se levantaba en sus zapatillas de punta con tal gracia que embelesó al joven Jake por un minuto. No se dio cuenta de que sus padres habían empezado a caminar hacia el frente, una amable joven les dio la bienvenida, y tan pronto escuchó los nombres "Jeong Yuno" y "Nita" juntos, tanto ella como Sol se dieron cuenta de lo que estaba pasando.

white day | jakehoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora