12: en i-land holdings.

78 10 14
                                    



- ¡Dongmin-ah!- escuchó cómo lo llamaban, su amigo señalándole el camino a su lado.

Las luces se estaban atenuando, y Dongmin apenas logró ver a su amigo, en una salida secreta que había logrado encontrar justo a tiempo para escapar de ese aburrido evento al que sus padres les habían obligado a ir. ¿Qué clase de interés podrían tener un par de adolescentes en una gala de beneficencia en la que los adultos no hacen mucho más que presumir la cantidad de dinero que tienen comprando obras de arte a precios ridículos? No, habían cosas más interesantes que podían hacer, apenas tenían dieciséis años.

- ¿Y qué tienes en mente, Yuno? -le preguntó Dongmin, curioso-. No pasará mucho tiempo antes de que nuestros padres se den cuenta de que no estamos.

- Hmm, tienes razón -dijo, haciendo una cara pensativa para luego reír y tomar su mano, tomando impulso al ver a unos reporteros dirigiéndose a ellos-. Corre.

Dongmin estaba por protestar, pero sentir cómo su amigo tomaba su mano lo detuvo. Se preguntó por un breve minuto si quizás, después de todo este tiempo, Yuno finalmente iba a corresponder sus sentimientos. Si había logrado enamorarlo de una vez por todas, si todos esos cambios para mejor que había hecho por él finalmente habían dado resultado. Y decidió que esa noche era su oportunidad perfecta.

Pasearon por toda la ciudad, hasta terminar de vuelta en la mansión de los Lee, la casa de infancia de Dongmin. Fueron al anexo que quedaba antes en el patio, donde se tumbaron cansados en el suelo, con enormes sonrisas en sus rostros. Se preguntarán, ¿cómo lograron recorrer la ciudad de Seúl sin ser descubiertos o reconocidos? La respuesta era simple: la gente conocía sus nombres, no sus rostros.

- ¿Cha Eunwoo? -le preguntó Yuno, riéndose-. ¿De dónde sacaste ese nombre?

- No lo sé, supongo que improvisé y salió bien, Jeong Jaehyun -dijo riendo, bajando la mirada mientras Yuno seguía intentando quitarle el maquillaje que ambos tenían por las cámaras del evento-. Creo que así me llamaré de ahora en adelante, me gusta ese nombre. Me hace sonar como una buena persona... ¡Yah, sabes que no me gusta que me toquen el rostro!

- Y sabes que odio tener maquillaje en el rostro, y aún así no aprecias que te lo estoy quitando antes de quitármelo yo mismo -le dijo el contrario, logrando establecer su punto-. Eres una buena persona, Eunwoo. Sólo necesitas a alguien que lo comprenda.

Finalmente, Eunwoo se dejó hacer por Jaehyun, dejando su rostro a su disposición sólo para que sus ojos se encontraran con el tiempo. El paso de las manos de Yuno se detuvo en una suave caricia en la mejilla de Dongmin, la corta distancia entre ellos haciéndolos capaces de sentir las respiraciones del otro sobre sus rostros. Y sin darse cuenta, esa distancia se acortaba cada vez más, hasta que finalmente-

- ¡Jeong Yuno!

El padre de Yuno los descubrió, en una posición muy prometedora.

A diferencia de los padres de su amigo, Dongmin no tuvo mayor regaño más que un par de reprimendas por haberse ido del evento, ya que esperaban que él pudiese participar en la subasta y así aprender a ser el mejor postor siempre, tal como su padre. Sin embargo, Lee Dongmin pasó por una larga depresión al enterarse de que Jeong Yuno había sido enviado por su padre a Japón, prohibiéndole cualquier clase de contacto con él. Y al volver, años después, ya tenía un matrimonio arreglado, un amor frustrado y un bebé con otra mujer. Dongmin había estado con una chica años antes, la chica que le dio nacimiento a su hijo, Heeseung, y por lo cual tuvo que casarse con ella. Su matrimonio, predeciblemente, no fue feliz. La concepción de Heeseung fue, como él mismo lo describe, un "trágico accidente producto de su alcoholismo", pero no lo dejó con mucho más remedio que un matrimonio con contratos prenupciales.

white day | jakehoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora