3: en mi habitación.

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Jaeyoon y Sunghoon se habían escondido debajo de las cobijas de la cama que ahora compartían, jugando con una linterna que habían encontrado en los objetos perdidos. Se contaban historias que habían escuchado y reían en voz baja, para no hacer obvio el hecho de que estaban despiertos más allá de su hora de dormir. Lo cierto es que ese día habían visto por primera vez una película romántica, y los protagonistas tuvieron una escena en la que claramente se estaban besando, una imagen nueva para los inocentes ojos de los jóvenes huérfanos. El maestro Park les explicó que un beso era una demostración de afecto, en sus palabras "dada entre dos personas que se quieren mucho".

Y eso despertó una curiosidad capaz de crear una pequeña tensión entre ambos.

Aún eran muy pequeños para entender el peso del amor, o para decodificar las mariposas que sentían en el estómago en esos pequeños momentos de intimidad. El único tipo de amor sobre el cual les habían enseñado era el amor de amigos, el cual estaba más que claro existía entre ellos. Pero ese día, un sonrojado Jaeyoon fue el primero en tocar suavemente con sus labios las mejillas de Sunghoon, tan tímidamente que apenas había sido un pequeño tacto.

Obviamente, la pequeña acción fue suficiente para que Sunghoon también se sonrojara, pero tomó la iniciativa de continuar el contacto, dando un beso un poco más largo en la mejilla de su amigo. Y entonces las risas se detuvieron, más las sonrisas no desaparecieron. Ambos cerraron sus ojitos y estiraron sus labios mientras lentamente se acercaban, hasta que finalmente sintieron los labios del otro sobre los suyos. En un momento lleno de inocencia y amor, los dos niños acababan de compartir algo que se convertiría en una secreta e insignificativa costumbre para ellos hasta alcanzar la pubertad.

A los ocho años, Sunghoon y Jaeyoon se dieron su primer beso.





Al estar de frente por primera vez en seis años, Sunghoon se congeló por un momento. Pero antes de darse cuenta, Jaeyoon había tomado su mano para llevarlo a su habitación, completamente consciente de las cámaras de seguridad que su padre tenía en su despacho y sin querer ocasionarle ningún problema por el trato que había hecho con él. Al estar detrás de la puerta cerrada, en la seguridad de su no vigilada habitación, Jaeyoon ni siquiera encendió las luces antes de acercarse a Sunghoon de nuevo, ambos con lágrimas en los ojos.

— ¿Hoonie?— le preguntó él, con la voz quebrada.

— Soy yo, Jaeyoonie— le contestó él.

Y ambos rompieron en llanto mientras se abrazaban, aspirando el olor del otro aún incrédulos de estarse abrazando después de todo ese tiempo. Sunghoon acarició el cabello de Jake, de esa manera tan única de él. Jaeyoon volvió a sentirse seguro, y Sunghoon volvió a esa felicidad tan abrumadora que no le cabía en el pecho. Ambos perdieron la noción del tiempo, no sabían bien cuánto tiempo habían pasado abrazados, pero no les importaba. Estaban recuperando esos seis años de abrazos que no se habían dado, esos seis años en los que sus sentimientos por el otro no hicieron más que crecer en secreto. 

Jake fue el primero en separarse, sólo un poco, para poder ver de cerca el rostro de Sunghoon. Lo tomó entre sus temblorosas manos con delicadeza, viendo apenas cómo las lágrimas salían de sus ojos. Y en un auténtico recuerdo de cómo solía hacerlo cuando eran niños, besó el lunar que se posaba bajo el ojo de Sunghoon para secar una lágrima que caía sobre él. El momento le causó un poco de pena, sin saber si Sunghoon se sentía de la misma forma que él, por lo que se retractó un poco.

white day | jakehoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora