2: sunghoon.

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Un pequeño y asustado Sunghoon corrió pasillo abajo hasta la enfermería del orfanato, y mientras más se acercaba, más podía escuchar el desgarrador llanto que se había prometido a sí mismo nunca causaría. Entre escuchar los sollozos de su amigo y los nervios de no saber qué le había pasado, sus propias lágrimas se formaron en sus ojos. Al verlo llegar, sus cuidadores lo detuvieron, evitando que pasara para ver a su amigo.

— ¡Jaeyoonie!— gritó, asustado.

— ¡Hoonie, me duele mucho! —lloró su amigo—. ¡Tengo mucho miedo!

Los consejeros intentaron calmarlo, pero Sunghoon los miró con lágrimas en los ojos, sin poder tolerar seguir escuchando el llanto de su amigo y sintiéndose al borde de la angustia por no saber qué le pasaba, más estando completamente consciente de lo mucho que Jaeyoon lo necesitaba.

— Déjenlo pasar —les dijo el consejero Park al ver cómo lo detenían—. Él puede ayudar.

Una vez los consejeros lo soltaron, él corrió al interior de la enfermería, encontrando a Jaeyoon con una enorme cortada en su rodilla. El pánico lo invadió por completo, pero intentó mantenerse aparentemente sereno. Se acercó a él, mirándolo a los ojos mientras limpiaba sus lagrimitas.

— Hoonie, me duele mucho— lloró, repitiendo la misma frase una y otra vez.

Jaeyoon había estado jugando con el resto de los niños hasta que se tropezó y se cortó la rodilla con el filo de una roca mal puesta en el jardín, Sunghoon casualmente había decidido quedarse en su habitación ese día, terminando la tarea. Pero al escuchar el nombre de Jaeyoon salir de los labios del enfermero, que se estaba devolviendo al ya haber llegado al final de su jornada cuando ocurrió el accidente, salió corriendo lo más rápido que pudo.

— L-Lo siento, Jaeyoon —lloró él, mirando hacia abajo—. Debí haberte cuidado...

— ¡No te disculpes, no fue tu culpa! —le regañó, tomando sus manos—. Me resbalé... pero mi rodillita me duele y Yugyeom hyung dice que tiene que tomar puntos... pero tengo mucho miedo...

Al escucharlo llorar otra vez, Sunghoon se acercó a él y se sentó a su lado en la camilla. Detuvo sus lágrimas al acariciar su cabello hasta que poco a poco se serenó. Entonces, Sunghoon le dedicó una pequeña sonrisa, pasando su cabello por detrás de su orejita y tomando un pequeño pañuelo para limpiar un poco de tierra que había ensuciado su rostro al caer. Sunghoon lo miró a los ojos y le ofreció sus brazos.

— Ven aquí, te abrazaré hasta que todo termine.

Jaeyoon lo miró un rato, para luego acercarse a sus brazos y abrazarlo sin lugar, protegiéndolo del dolor y de todo lo malo. Desde ese entonces a sus siete años, Sunghoon nunca volvió a dejar a Jaeyoon solo, si él quería jugar afuera, Sunghoon jugaría con él afuera. Y aunque Sunghoon no pudiera verlo, Jaeyoon empezó a ver a Sunghoon como a un superhéroe, como a un refugio, como a una protección especial contra cualquier peligro.

Sunghoon se convirtió en su lugar seguro.




Sunghoon, por su parte, había asumido el apellido de su cuidador en el orfanato, el maestro Park. Había recibido de su parte todas las fotos de su infancia, y se había dado cuenta de que no había una sola foto en la que saliera solo. A su lado, abrazado a él, siempre estaba un adorable chico de sonrisa brillante.

Su Jaeyoon.

Todas las fotos originales estaban a salvo en su habitación, a — de una. Esa foto no estaba en el orfanato, de hecho nadie sabía qué había pasado con ella. Era la foto de su primer día blanco, aquel día en el que algo dentro de él empezó a comprender lo importante que Jaeyoon sería en su vida. Se quedó pensando en ello al encontrarse con una de sus fotos al abrir su casillero, la foto que el maestro Park les tomó cuando Jaeyoon se lastimó y tuvieron que suturarlo por primera vez, luego de que la herida estuviese vendada y Jaeyoon sonriera por la paleta que le habían dado al ser tan "valiente". Nada había asustado tanto a Sunghoon como el escuchar a Jaeyoon gritar del miedo y del dolor, por lo cual ese día había sido algo traumático para él. Sin embargo, por alguna razón amaba esa foto. Jaeyoon tenía los ojitos brillantes por las lágrimas y el rostro hinchado por el llanto, pero su blanca sonrisa se veía más grande que nunca, y a los ojos de Sunghoon, se veía hermoso.

white day | jakehoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora