7. RONRONEO ALFA

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Era una tarde de invierno en la hermosa Alemania, más precisamente en Berlín. La nieve caía con lentitud y cierto encanto, cubriendo casas, autos, árboles, aceras e incluso personas. Los árboles, ya ausentes de hojas, estaban envueltos en una suave capa blanca de nieve, mientras que el piso parecía tener una manta blanquecina encima. Esta imagen se podía apreciar con claridad a través de la puerta de cristal de una hermosa casa, dónde, con curiosidad, una pequeña gatita tan blanca como la nieve que caía allá afuera, observaba los misteriosos copos de hielo. A unos cuantos pasos de ella, se encontraba sentado en un sofá en tono gris, un omega dominante, quién disfrutaba de leer un libro, mientras una humeante y sabrosa taza de chocolate estaba en una pequeña mesa a su costado izquierdo.

Helmut, levantó su vista marrón de su interesante libro, para observar enfrente de él a la persona que se encontraba en el interior de la cocina.

Lucia tan tranquilo, feliz, encantador, completo y fascinante, que Helmut sintió que su pecho se llenaba de completa satisfacción y el sin igual sentimiento de amor cada vez que veía a su alfa, a su alfa dominante; su pecho se llenaba de tanto amor ahora que lo veía de mejor manera, ya con más peso ganado; con una cara más llena de vida; con cabello más brillante y vivo...Y ni hablar de su mirada, ya no había más temor en esos hermosos zafiros, no había tristeza, miedo, angustia y recelo.

Agradecía infinitamente haber encontrado a su alfa y de haberlo ayudado, para ahora, después de 4 años, verlo de tan encantadora manera; verlo ahora así, tan tranquilo y en paz, disfrutando de hacer una rica taza de café; verlo así, con la pequeña gata Alpine frotarse en sus piernas y ver la radiante sonrisa de su alfa, que a cierto punto llegaba a ser tan infantil.

Y entonces recordó, recordó por todo lo espantoso y traumático que pasó su amado y dulce James. Lo había encontrado en un lugar tan tétrico y horrendo.

Helmut había salido a explorar los campos y bosques de Alemania, era un amante de este tipo de actividades, las solía hacer tantas veces con su padre cuando era niño, que simplemente la costumbre se quedó en el omega. Eran temporadas de lluvia cuando fue a explorar el bosque negro en el suroeste de Alemania. Iba solo, le encantaba hacer estos tipos de viajes a solas, pues no había hermanos con los cuales salir, y su padre ya había fallecido, por lo que no le quedaba más que salir a hacer unas de sus actividades favoritas completamente solo. Mientras caminaba a través del espeso bosque, Zemo encontró un lugar que le provocó escalofríos; era tan oscuro, frío, tétrico, horroroso y salido de una película de masacre en Texas, que Zemo simplemente tembló en escalofríos, pero Zemo era realmente curioso.

Se acercó con cautela a ese espantoso intento de granero o cabaña de madera un tanto podrida. Subió los escalones con cuidado, para abrir con temor en las venas aquella puerta en espantoso estado. Al abrir el lugar, una nube de olores lo atacó. El aroma era tan repulsivo, olía a drenaje, combinado con el penetrante hedor de orina, era un olor tan intenso y asqueroso, que Zemo sintió regresar su desayuno. Pero combinado con esa fetidez de aromas, encontró un aroma agradable al olfato, era una combinación de ciruelas, tal vez frutos rojos, con el fresco aroma a pino. El omega se dejó guiar por ese aroma agradable, tratando de olvidar el tufo pestilente. Cada que avanzaba, podía observar la falta de higiene y mantenimiento en el lugar, inclusive, vio uno que otro cuerpo de animales muertos, zorros, ratas, conejos, ardillas e incluso esqueletos de pájaros. Había heces en el lugar, y el aroma a orina estaba incrustado en cada esquina del lugar. Los olores no eran los olores que produciría un animal encerrado, sino, el de un ser humano.

Mientras más se acercaba, más podía observar como aquel lugar no contaba con alguna habitación o un baño, simplemente eran habitaciones sin ningún mueble, o algo similar, al llegar a lo profundo de una habitación, pudo observar lo asquerosa que se encontraba. Un gruñido lo asustó, retrocedió con lentitud al escuchar tal gruñido.

OMEGACEMBER (WinterBaron)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora