OMEGACEMBER (WinterBaron)

27. RUTINA

La mayoría vive y actúa en un ciclo cómodo de rutina, muchos no se cansan de sus rutinas y les es más fácil vivir de esta forma, otras simplemente aquello es algo que no les importa o que no les agrada en lo absoluto, queriendo hacer cosas fuera de lo común todo el tiempo; otras personas simplemente necesitan y quieren salir de sus rutinas, como cierto omega de cabello castaño.

Helmut Zemo era un joven omega de veinte años de edad que vivía con sus padres en una casa de dos pisos. El omega tenía pareja desde hace ya tres años. Su alfa James Barnes, un chico de encanto natural con una alegre sonrisa pintada en su rostro la mayor parte del tiempo. Durante su larga relación de tres años no habían tenido un solo acercamiento sexual, razón por la que el omega comenzaba a odiar sus rutinas con su novio. Y no era porque James no quisiese tener contacto físico con el de ojos avellana; el alfa podría ser alegre y a simple vista el alfa más tierno que hayas visto, pero tenía una segunda cara que era lujuriosa, lasciva y deseosa de cualquier tema sexual.

Helmut estaba harto de su rutina de ver películas, ir a comer, ver películas, ir a pasear, ver películas, hablar sobre temas sin sentido, ¡oh sí! y ver películas. Estaba completamente asqueado de sus propios obstáculos para evitar tener sexo con su novio que en verdad era un completo rollo de canela paciente, cualquier otro alfa lo hubiera mandado a volar en meses por evitar el sexo, pero James no. Muchas veces hubo apenas inicios de algo a otro nivel, su alfa tenía un libido muy activo y era un chico de mente sucia, pero al final, nunca había nada de nada. Siempre había besos subidos de tono en la habitación de cualquiera de los dos y toqueteos por todos lados. Helmut acariciaba los cabellos de su novio y James pasaba sus manos bajo la playera de su omega para pellizcar sus pezones, pero después de eso, Helmut se apartaba y cambiaba de tema, tratando de evitar a toda costa algo más allá que los besos y los toques sobre la ropa.

La realidad era que Helmut tenía miedo, no tenía sexo con su pareja no porque no le pareciera sexualmente atractivo, carajo, su entrada goteaba con tan solo verlo hacer algún gesto sexy, carajo, se mojo una vez que le guiño el ojo. Pero Helmut tenía miedo de que hubiera dolor, después de todo, él era el omega. Eso lo molestaba y enfadaba, no quería ser tan cobarde.

☆☆☆

Helmut estaba en casa de su novio, era un sábado de verano. Pronto el omega tendría que retirarse puesto que tenía asuntos pendientes con su madre, pero antes de retirarse de los aposentos de su novio y de su hogar, le dió un tierno beso en los labios y le dejó un papel perfectamente doblado sobre su regazo.

James tomó el trozo de papel entre sus dedos y frunció el ceño divertido.

"Llevamos tres años saliendo, James...y durante todo este largo tiempo tú has aguantado mis caprichos. Está rutina que estamos llevando a cabo ya me está aburriendo, es como cuando escuchamos nuestra canción favorita una y otra vez, pero a la larga nos empieza a aburrir; honestamente no quiero que eso llegué a pasar entre tu y yo, que yo te llegue a aburrir, es lo último que deseo.

Mi dulce James, dejemos esa rutina atrás, dejemos mis temores atrás.

Ven a verme a mi habitación y escapemos de la rutina. Te veo a las 12:30, te estaré esperando con un regalo que creo te gustará.

PD: Sube por la ventana, te dejaré una escalera.
Te amo, Jamie."

James sonrió como un bobo, tendría que prepararse para escabullirse de su casa sin que sus padres y su hermana se dieran cuenta.

12:30 se marcaban en el reloj de la pantalla de su teléfono, estaba caminando a pie por las solitarias calles, hasta que divisó a lo lejos la casa de su novio. Corrió ligeramente y llegó, saltó sigilosamente la valla de madera que rodeaba la casa y se encaminó al patio trasero, dónde efectivamente una escalera lo esperaba. James sonrió, tratando de pensar en que se traía entre manos su dulce omega. Subió las escaleras y encontró la ventana abierta, encontrándose directamente con el cuerpo de su novio sentado sobre la cama, cubierto por su bata azul marino.