OMEGACEMBER (WinterBaron)

1. VOZ

Era una tarde lluviosa en la ciudad de Brooklyn, se podía observar a las personas caminar con algo de prisa, cubriendo sus cuerpos con sus paraguas de distintos colores. Algunas personas simplemente olvidaron observar las noticias en la mañana y ver qué era lo que el meteorólogo tenía por decir, obviando, el hecho de que esa tarde llovería. Los autos se podían observar ir a velocidad media si no estaban apresurados. El cielo dejaba caer sus finas aguas, no era como si el cielo se estuviera cayendo, pero a la larga, la lluvia te podía dejar empapado.

En el interior de una cafetería con aspecto hogareño y anticuado, se podía observar a parejas adultas disfrutar de un trozo de pastel o pie, junto con una rica taza de café o un apetecible chocolate caliente. El lugar era conocido por servir postres y bebidas de calidad, podías ir a cualquier cafetería, pero si querías un sabroso café, la cafetería "Maximoff" era el lugar indicado. Cafetería propiedad de una hermosa pareja. La chica, de cabellos rojos, era una hermosa omega dominante. Tenía por nombre Wanda Maximoff, por obvias razones la cafetería era de ella. Su esposo, que se encargaba de la cocina, era Visión, un alfa de cabello rubio.

La puerta de cristal de la entrada se abrió, dejando escuchar un tintineo, sonido provocado por la pequeña campanilla puesta en la parte superior. 

Se adentraba a paso tranquilo un hombre de buen parecer, tenía una estatura que delataba a la perfección que era un alfa. Un hombre maduro, tal vez rondaba la edad de unos 36 años de edad. Tenía barba negra bien arreglada, cabello bien arreglado y mirada seria de un penetrante azul, con sus cejas fruncidas, pareciese que estuviese molesto. Vestía una playera de manga larga negra, encima, una gabardina gris oscuro. Utilizaba jeans negros algo ajustados, y sus pies eran portadores de unas botas tipo Chelsea negras. Un aspecto, sin duda, muy pulcro.

Tomó asiento en una mesa apartada de los demás comensales, se sentó justo al lado de una de las grandes ventanas de la cafetería, dónde podía observar en paz la lluvia caer con cierta elegancia. Se mantuvo sentado, esperando la llegada de un mesero, pero no llegaba absolutamente nadie. El alfa dominante de nombre, James Barnes, no era muy famoso por su paciencia. Comenzaba a molestarse, pero estaba en un lugar público, así que evitaría liberar sus feromonas. Tomó su teléfono con desdén.

—Buen día, le pido una disculpa por la tardanza.

Esa voz.

James levantó su vista de su teléfono y la dirigió a su costado izquierdo. Su ceño fruncido se aligeró de poco en poco, hasta quedar en una expresión apacible. La voz del joven que llegó a atenderlo, fue la voz más dulce y, a su vez, elegante que el alfa James jamás había escuchado. Le pareció como un beso fresco en la primavera. Ni hablar al ver al joven. El alfa James, lo sintió como un pequeño rayo de luz solar.

—Mi nombre es Helmut y seré su mesero el día de hoy. ¿Qué le gustaría ordenar?

—…

James era un hombre estoico, un alfa dominante, un Barnes. Era un hombre empresario que hablaba en conferencias con miles de personas sin trabarse, con palabras pensadas y bien trabajadas, un hombre franco y poderoso. Toda esa definición, se fue totalmente al carajo. La voz de James se fue, como si "el gato le hubiera comido la lengua".

Helmut esperaba, con su pequeña libreta de comandas en la mano. Era un chico que brillaba por sí solo. Vestía jeans de mezclilla clara, una playera blanca y encima de esta una camisa gris. Sus pies, usaban unos converse negros.

¿Cómo era posible que se le haya ido la voz por ese pequeño joven omega?

James se quedó sin decir nada, parpadeo una y otra vez, tratando de hablar, de decir algo, pero la brillante presencia del chico, mezclada con su rica esencia a cerezas y lavanda, provocaron la repentina falta de habla en el alfa Barnes.

—Bien, veo que aún no se decide—observó el menú cerrado sobre la mesa.

—El menú está sobre la mesa por si gusta darle un vistazo, pero si gusta le puedo decir el especial de la casa—sonrió amablemente.

—...Amm, si, yo-yo veré el menú, gracias—al fin las palabras pudieron salir de la boca de Barnes.

James no fue el único que quedó encantado con la voz del joven. Helmut, encontró fascinante la voz de ese alfa con aroma a frutos rojos y pino. Sonrió como bobo y decidió darle su espacio.

Después de observar el menú y tomar una decisión, Helmut se dió una vuelta más para tomar la orden del cliente. James pidió una simple taza de café con algo de leche.

Mientras disfrutaba de su taza de café, observando la lluvia que aún caía fuera, escuchaba la amable y elegante voz del joven omega, el cual se movía de allá para acá con cierta rapidez. Era un trabajador ejemplar, amable y muy eficiente. En momentos, James se perdía observandolo, observando su pulcro manera de trabajar y, en efecto, disfrutando la suave voz del chico.

Al terminar su taza de café, James sacó una pluma de su gabardina, tomó una servilleta y se dedicó a escribir algo con su letra despreocupada y poco prolija. Dejó el dinero de la bebida más una considerada propina y así se dispuso a salir de aquel lugar.

Helmut se acercó, deseando haberle dedicado un adiós a aquel intrigante y atractivo alfa. Tomó el dinero y la propina, pero al momento de levantar la taza y plato del café, observó una servilleta perfectamente doblada. La tomó entre sus delgados y largos dedos y se dispuso a abrirla para ver su contenido.

"Tu no me conoces, ni yo a ti, pero siempre es así, al inicio siempre son desconocidos.

Me faltaron las palabras para hablar contigo, lo cual es verdaderamente inusual en mi. Encontré tu voz verdaderamente fascinante, suave, dulce y hecha para mis oídos.
Eres un joven encantador y me encantaría poder conversar contigo, me encantaría escuchar tu voz una vez más."

Sonrió como un bobo enamorado al ver un número telefónico después de esas palabras que le sacaron un infantil sonrojo en las mejillas.

—Oh señor, no es el único que sintió algo por solo escuchar su voz.

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En el capítulo de hoy, este Bucky con este Zemo