26. ANIDADOS

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—Hey, Buck ¿Todo bien, amigo?—La voz de Sam lo sacó de sus pensamientos.

—Eh si, todo bien—le regaló una sonrisa.

—Te estaba hablando, pero te le quedaste viendo al jarrón y movías como loco la pierna, ¿Qué pasa?

—...No es nada, Sam. Sólo quiero, no me malinterpretes, pero en serio me quiero ir.

Sam lo había invitado a desayunar puesto que no se habían visto en varias semanas.

—Ah, ya entiendo. ¿Es por Helmut, cierto?—sonrió de labios sellados.

—Si, quiero estar con él. De hecho no debería estar aquí, Sam, ¿Sabes? Estamos anidados y no me gusta alejarme mucho de él.

—Lo sé, Buck. Recuerdo que nos llamaste a todos gritando que ibas a ser papá. Está bien, vete, yo pago.

—¿En serio?

—Si, ahora largo antes de que cambie de parecer.

—Gracias, Sam. Nos vemos—le dió un corto abrazo y salió del restaurante.

En el camino, James pasó a una florería y compró un pequeño y económico ramo de tulipanes rosas. Después pasó por un supermercado y se encargó de comprar un helado de fresas y chocolate, el favorito de Helmut y, al parecer, el favorito de su primogénito. Después de haber hecho sus compras, se dirigía con una sonrisa a su casa, dónde encontraría a su esposo tal vez en cama.

Al llegar a su hogar, abrió la puerta y la cerró después de entrar. A paso apresurado llegó hasta su habitación, donde el inicio de las empalagosas feromonas de su omega comenzaban a detectarse. James abrió la puerta y ahí lo encontró, aún con su pijama blanca a rayas rojas, rosadas y azules.

—Hola, eso fue rápido. Creí que tomarías cervezas con Sam después del desayuno—se irguió sobre la cama, mientras sonreía.

—Nah, sólo desayuné con él. No quería pasar mucho tiempo fuera de casa, estamos anidados y quiero estar aquí.

James se acercó hasta la cama y se sentó al otro lado de su omega. Alzó las bolsas y sacó los helados, para después, detrás de su espalda, sacar el pequeño ramo de tulipanes.

—No debiste, Jamie—tomó las flores.

—Lo que sea para mí dulcecito sokoviano—beso su mejilla.

—Entonces, trae unas cucharas, pon una película en Netflix y acuéstate al lado de tu omega embarazado—le dió un beso tipo esquimal.

James sonrió como bobo—Claro, corazón.

Salió corriendo por unas cucharas, unas servilletas y de pasó la botella de crema batida. Regresó a la habitación y le hizo entrega de las cosas al omega para tomar el control y buscar algo agradable en Netflix. Barnes se decidió por poner Dirty Dancing, un clásico de los 80s.

Disfrutaron de la película, Helmut río a carcajadas cuando su esposo le cantó al oído Hungry Eyes, canción que sale en la película. Zemo no terminó de ver completamente la película, el embarazo hacía que se durmiera con facilidad. James observó el durmiente rostro de su omega y sonrió enternecido. Se llevó las cosas a la cocina y regresó a la habitación, quitó la película y acostó correctamente a su omega, para después acercarse a él. Lo abrazó tras la espalda, acunando en su brazo el abultado vientre de siete meses de su esposo, dónde al parecer, el cachorro también había caído dormido como su Papi. Barnes decidió unirse a sus dormilones amores, acurrucando su cabeza entre el hombro y cuello de su omega.

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En el capítulo de hoy, este Bucky con este Zemo

En el capítulo de hoy, este Bucky con este Zemo

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OMEGACEMBER (WinterBaron)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora