VIII. Yo quisiera que...

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Llegando al primer día de clases, Giyuu no se siente listo para ir. Teme que ahora comenzarán a señalarlo por lo que pasó en la fiesta.

Tanjiro va con él, tratando de animarlo para que no se sienta abrumado. Se mira en el espejo, notando que su vientre tiene una curva salir de sus caderas.

Suspira profundamente. Llegará en un punto que se notará más. ¿Por qué tuvo la mala suerte de embarazarse? Se acomoda el uniforme y se encuentra con Tanjiro preparando el desayuno.

Al menos las náuseas han disminuido demasiado y ya no tiene problemas al oler algunos aromas desagradables. Durante la escuela, su primera clase es una conferencia muy larga de algunas cirugías ortopédicas y por más que trata de mantenerse despierto, se queda dormido sobre el hombro de Tanjiro.

Aunque le ha pedido a Sabito que sean amigos, el chico continúa visitándolo y aun saliendo de clases es él quien va por Giyuu, para acompañarlo a su trabajo.

Un día que descansa Giyuu, Sabito y él se quedan en el departamento para adelantar tareas y pasar tiempo.

—¿Quieres comer algo? ¿Pido algo o prefieres salir? —pregunta Sabito.

—¿Sabes? Últimamente se me antoja mucho el tempura de camarón y el daikon de salmón —dice el azabache sentándose en el sillón.

—Eso quiere decir que las náuseas se han ido y ya podrás comer mejor —dice el pelirrojo mientras ordena desde una aplicación.

Asiente levemente el azabache. Ahora que está por comenzar el segundo trimestre, se siente mejor. Su pecho se ha hinchado un poco. Todo el tiempo lo encuentras comiendo y el estado de ánimo cambia repentinamente.

Mientras esperan la comida, Giyuu duerme un poco en su cama. Entre sueños ve de nuevo al esposo de su hermana. El miedo lo domina y por más que se haga la idea que es una pesadilla no puede evitarlo. Los gritos que escucha se sienten tan reales que lo aterran demasiado.

Abre los ojos de golpe y al ver la habitación en donde está, sabe que está seguro.

—¡¿Qué haces aquí?! ¡No puedes estar en este lugar! —la voz de Sabito se escucha agresiva.

—¡Quiero hablar con él! ¿Qué haces tú aquí después de lo que hiciste?

Escuchar esa voz se siente como si lo hubiera golpeado. ¿Será otro sueño?

—¡Eso no es de tu incumbencia! —gruñe el pelirrojo.

—Por supuesto que sí, debo estar aquí, quiero estar aquí.

—¿Debes? Aquí no debes nada, no hace falta tu presencia.

Escucha mucho ruido y eso le da la impresión que parece que pelean. Se levanta y nota a los chicos en la entrada, Sabito evitando que Kyojuro entre a la casa, pero es más la fuerza del alfa, logrando salirse con la suya.

—No es mi culpa que no lo supiera. Si me lo hubiera dicho desde un principio me haría cargo de todo y no dejaría a Tomioka solo.

—Es gracioso qué quieras dartelas de responsable cuando fue tu irresponsabilidad el qué Giyuu este así.

—Y por eso estoy aquí —Kyojuro mira con furia al otro y lo empuja para que lo suelte—. Quiero hablar con él.

Giyuu está totalmente congelado viendo la escena sin poder comprender nada de lo que ocurre. No esperaba que se vieran pronto.

—Tomioka —pide Rengoku acercándose a él—. Hablamos de nuestro hijo, por favor.

Siente una sensación de escalofrío al escuchar "nuestro hijo". No hay manera de como evitar esto ahora que lo sabe. Suspira con profundidad mientras enreda sus dedos sobre su cabello.

Made Me This WayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora