XXX. From Now On

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Ojalá el tiempo se pueda congelar y disfrutar de cada momento lo más que se pueda, que nunca termine. Como las vacaciones en familia, celebraciones importantes, cumpleaños, el primer día de clases, la graduación de Giyuu, aniversarios, entre otros momentos más.

Lo bueno es que se puede plasmar cada momento en las fotografías, algo que a Kyojuro le gusta hacer cada vez que ve el álbum fotográfico.

Sonríe con mucha emoción desde las primeras veces que él y Giyuu salían, los ultrasonidos de sus pollitos y cómo crecían, nacimiento, la propuesta de matrimonio, momentos hermosos con ellos, el primer cumpleaños de sus pollitos. Podría estar todo el día viéndolos, recordando cada momento.

Lo que más le gusta es ver como su marido mejoró desde que eran novios hasta que la doctora Amane Ubuyashiki le dio el alta, nota el cambio sonrisa enorme y preciosa, el brillo en sus ojos, incluso podría decir que su esposo se ha relajado bastante a pesar de tener que cuidar a dos niños.

Guarda el álbum fotográfico en el librero y en el momento que lo acomoda, escucha que la principal se abre y entran un par de pies qué corren en búsqueda de encontrarlo ahí.

—¡Papi! ¡Papi! —exclaman emocionados.

—¡Mis pollitos! —Kyojuro extiende sus brazos a sus dos hijos, que ahora tienen cuatro años.

Enjuro y Suijuro van al preescolar, son dos niños muy obedientes, les gusta la escuela y aprender, quieren mucho a sus padres y como todo buen niño, tienen sus momentos de travesura.

Senjuro se asoma por la puerta y saluda a su hermano. Kyojuro se levanta con ambos pequeños cargados en sus hombros, para acercarse a su hermano menor.

—Gracias por traerlos, Giyuu saldrá tarde del consultorio y mi carro se ha descompuesto —dice Kyojuro con una sonrisa.

—Agradece que mamá me dejó llevar el carro hoy. Tenía que llevar un proyecto importante y sería estorboso traerlo en la mano —agrega el otro rubio.

Kyojuro sonríe mientras le da unas pequeñas palmadas en su hombro. Senjuro no sigue el paso de sus padres, él se dedica a estudiar gastronomía y todos han apoyado su decisión.

—¡Papi!, ¡tío Senjuro nos compró helado! —dice con emoción Enjuro levantando una bolsa del kobini.

—¿Podemos comerlo? —pregunta Suijuro abriendo más sus ojos para verse más tierno y que su padre seda.

Pero no funciona en el alfa, ya ha aprendido ese juego manipulador cuando Giyuu no está con ellos. Se agacha frente a ellos para mirarlos a los ojos, resistiendo a esas sonrisas que le dedican.

—¿Qué ha dicho mamá? —pregunta.

—Nada de golosinas antes de comer y después de las 5 —contesta Enjuro.

—Entonces ya saben que debemos esperarlo. Vayan a cambiarse de uniforme y laven sus manos para comer —pide Kyojuro.

—¡Está bien! —sonríen.

Los mellizos corren hacia su habitación, dejando a los hermanos solos.

—Cuánto han crecido, son tan lindos —sonríe Senjuro—. Disfruto pasar el tiempo con ese par de tigres latosos.

—Si, ojalá no crecieran más y se quedarán así. Otro poco y logran qué les dé helado —contesta Kyojuro mientras camina hacia el refrigerador para meter el bote de helado—. ¿No te quedas a cenar, hermanito?

—No, quedé con un amigo para ir al cine —dice el rubio menor.

—¿Ese amigo no se llama Takeo Kamado? —frunce el ceño.

Made Me This WayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora