XXIX: Nuestra hermosa familia

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Giyuu y Kyojuro no dejan de mirarse mientras que el sacerdote le dedica un par de palabras antes de darles los recipientes con sake.

Ambos se han dicho unos hermosos votos matrimoniales, que no pueden esperar para poder abrazarse y decirse cuánto se aman.

Una vez finalizada la ceremonia, salen del salón y ambos deciden darse un beso largo y profundo, abrazándose como si su vida dependiera de ello.

La gente le aplaude y celebra con ellos esa unión qué tanto esperaban. Durante las fotografías, no dejan de demostrar el amor que sienten por el otro.

Son la pareja más envidiable de todos los presentes. Incluso Uzui les dice que son muy llamativos. No dejan de sonreír y dedicarse cariño cada vez que se ven.

Los pequeños Suijuro y Enjuro no dejan de pedir estar con sus padres, alzando sus manitas para que los abracen, cosa que no se resisten los mayores. Están completamente felices, son una hermosa familia.

Ya no teme a que todo esto sea solo un sueño bonito y despierte en aquel departamento en el que todo se estaba cayendo a pedazos, incluyendo su estabilidad emocional. Cada vez que Kyojuro lo mira, le dedica una sonrisa o incluso le dice cuánto lo ama, se siente demasiado seguro.

Terminando la reunión, Giyuu y Kyojuro se despiden de todos, llenan de besos a sus mellizos y toman un taxi para irse al aeropuerto. Durante la espera en el lugar, no dejan de mimarse y sentir toda la felicidad del mundo.

Han llegado al hotel donde pasarán una semana solo ellos para pasar su luna de miel. Tomaron la decisión de ir a una playa tropical y disfrutar todo lo que se pueda en ese lugar. Son bungalows cercanos al mar, que incluso no necesitan caminar mucho para llegar.

El lugar donde se quedarán les han adornado con una enorme bienvenida al lugar, con flores y un par de botellas de vino. Todo es romántico, qué incluso, no dudan en sentir ese deseo de estar juntos.

Kyojuro abraza a su esposo por la espalda, besando su cuello mientras se aferra a su cuerpo. A Giyuu le encanta cuando comienza a ser de esa forma tan posesiva, que no pueda resistir tocar su ser. Se voltea para ver a Kyojuro, quien no aparta la vista de sus ojos.

—Quiero envolverte con el fuego de mi alma para fundir nuestro amor, ver como tus ojos reflejan esa llama cada vez que te toco y susurras mi nombre —le susurra al oído mientras va desvistiendo al omega.

—Deseo que recorras mi cuerpo con tus manos, dejes besos en cada rincón y sientas como disfruto volvernos uno solo —suspira Giyuu al sentir los labios de Kyojuro sobre su cuello.

Sin decir más, Kyojuro lanza a la cama a Giyuu y comienza a besar su cuerpo, sediento de poder saborearlo. Está vez el omega no reprime sus gemidos, deja salir ese bello sonido qué al alfa le gusta escuchar cada vez que toca una sensible zona qué al azabache le encanta.

Se fusionan, enredándose entre las sábanas, llamándose entre suspiros y gemidos, sintiendo que están tocando un cielo estrellado.

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—Vamos Giyuu, sal —Kyojuro está sentado al filo de la cama.

—Me niego.

Aunque tenían en mente que querían una luna de miel no ostentosa, Ruka y Shinjuro no podían dejar pasar la oportunidad para poder regalarles un viaje totalmente para ellos, pues esperan que sea su única boda y no tengan que separarse.

Pero hay un pequeño problema. El omega se siente muy conflictuado en cuanto a su apariencia después del embarazo y por más que Kyojuro le dice que se ve hermoso como es, no logra conseguir que se sienta bien con ello. Debe admitir que aunque le ha causado estrías y la piel se haya estirado demasiado, Giyuu ha vuelto a ser delgado por el ejercicio constante qué ha estado haciendo.

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