Capitulo 47

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Habíamos dejado atrás el hermoso lugar lleno de verde y ya estábamos envueltos en la ciudad nuevamente. Paramos en un lugar de comida rápida en el camino. Obviamente Charly había ido por la comida y yo lo había esperado dentro la camioneta con mi increíble outfit que no era más que ropa de él. Y por supuesto, me quedaba enorme.

Estaba admirándolo a lo lejos como una fanática. Pensando como habían cambiado las cosas entre los dos en tan solo días. No dejaba de recriminarme una y otra vez no haberlo buscas así antes. No permitir que se separe de mí. No dejar que huya. No irme cuando me lo pidió y dejar los egos de lado. Sonaba más fácil de lo que en verdad era.

Una luz me sacó de mis pensamientos. Levanté la cabeza para ver como lo fotografiaban mientras caminaba hasta la camioneta.

En serio, era toda una súper estrella.

Cuando la distancia entre nosotros se acorto, las cámaras dieron un giro de 180° y se enfocaron en mí, sentada detrás de los oscuros vidrios babeándome por la persona que tenía enfrente. Gracias a el cielo, él acelero su paso y, apenas abrió la puerta, me tiro las bolsas térmicas encima y salió a toda velocidad.

— Espero que no publiquen las fotos antes de que lleguemos – rogué.

María iba a matarlo. Y a mi, Marco también. Pero solo a mí. Básicamente porque especularía que le habría mentido, que sí sabia donde estaba Charly y eso lo complicaba también a él.

— Tengo que estar en el hotel ya – dijo nervioso mirando la hora en el gran tablero de la camioneta — Las notas van a empezar en menos de cuarenta minutos.

Sonreí.

Siempre veía por internet las notas que los famosos daban en lujosas habitaciones de hoteles. Este tipo de eventos le permitía a la prensa obtener entrevistas con todos, en un solo lugar. Y ellos se prestaban ahí horas antes solo para que no los molesten después.

— ¿Vas a venir conmigo ahora o después? – preguntó.

Lo miré sin saber que decir..

— Después.

¿Qué iba a hacer mientras él daba notas? Probablemente sentarme a admirarlo. Aunque tenía cosas que hacer como, por ejemplo, luchar contra el vestido.

— ¿Te dejo en tu casa, entonces?

Asentí. Me sonrió por lo callada que estaba.

— ¿Estas nerviosa? – curioseo.

— Un poco.

Un poco, bastante

— Aunque me relaja el hecho de que ahora al menos pueda estar al lado tuyo sin que me eches – bromee y el soltó una carcajada — ¿Qué vas a decirle a María cuando llegues?

Realmente me estaba carcomiendo la cabeza. Ella seguramente estaría caminando por las paredes mientras continuaba marcando números de teléfono y pretendiendo localizar a una celebridad.

— Que no me moleste – sintetizó. Revolee los ojos y él me golpeo levemente en la pierna por ello.

— ¿Por qué te preocupas tanto por ella? – preguntó mientras giraba el volante en su totalidad y hacia que cada uno de sus músculos se marcaran.

No me preocupo por ella, me preocupo por ti.

— Solo no quiero que te griten. Estos días nos regañaron más que en nuestra infancia – me limite a decir.

Él asintió dándome la razón y me miro.

— Tu cordura solo hace que me enloquezcas más, amor.

Amor.
AMOR.

Si de echo te lo había dicho antes, pero no te diste cuenta.
Cállate.

— ¿Qué dijiste? – pregunté hablando rápido y casi susurrando.

Estaba en shock.

— ¿Qué por qué te preocupas tanto por ella?

Respiré hondo para intentar caer en su broma y dejar pasar lo que me había casi provocado un infarto.

— Te llame amor – continuó con su tortura -. Dije que me enloquece tu cordura.

No pude reprimir mi sonrisa al escucharlo hablarme así. Era todo lo que había soñado últimamente. Verlo relajado, bromeando conmigo. Tenerlo cerca. Sentirlo mío.

— No sonrías así porque todavía sigo enojado.

Giré la cabeza para verlo. Me volvió el alma el cuerpo al ver que solo continuaba entre sus chistes.

— Me dijiste que no era tu tipo, ¿sabes lo que eso significo para mí ego? – indago con tono arrogante.

— Yo también estoy enojada – dije y me miró— "Pensar que por un momento pensé que me volvías loco" – le recordé sus palabras.

— Me vuelves loco. Siempre lo vas a hacer – dijo en un tono normalmente natural.

Y yo, claro, tuve que ajustarme el cinturón de seguridad para no salir volando por los aires. Me tranquilice para poder seguir hablando de esa forma con él. Me agradaba.

— Cuando vi tus fotos saliendo del local, jamás me imaginé que habías vuelto para comprar el vestido.

De hecho, en lo único que podía pensar era en tu sonrisa cuando Gema estaba a tu lado.

— Volví allí para encontrarme con Gema – explico como si leyera mis pensamientos.

— Ella te hace bien – admití sin resentimientos.

Después de la broma que le habían hecho a la pobre mujer y las sonrisas que le sacaba a mí celebridad, ya no tenía mucho para reprocharle.

— Sí, es una gran amiga – aceptó con una sonrisa en la cara.

Fijo su mirada en la carretera, aunque su mente parecía en otra dimensión. Lo admiré.

— ¿En qué estás pensando?.

Ladee la cabeza para poder mirarlo mejor. Mis palabras parecieron descolocarlo. Abrazo el volante con las dos manos.

—Ella... - tartamudeo -. Me dijo algo que me dejo pensando.

Tragué saliva

— ¿Con respecto a qué?.

Había tantas cosas que se me podían cruzar por la cabeza. Charly soltó una pequeña sonrisa y estiro una de sus manos para tomar la mía. La llevó a su boca y beso mis nudillos. Todas las estúpidas cosas que había comenzado a imaginar desaparecieron de mi mente en el instante.

— Me dijo que... - comenzó y me acomode mejor en el asiento.

¿Por qué le ponía tanto suspenso a todo?

— María está constantemente amenazándome con pegarme una patada en el culo. Ante cualquier situación siempre me dice que va a dejarme solo y me va a subir a un avión para volver a mi país y que mi carrera termine en la nada – detallo como si yo nunca hubiese presenciado una conversación de ellos.

Pensándolo bien, fueron más las que escuche detrás de una puerta que las que presencie.

— Pero... .

Su voz le jugó una mala pasada y se quebró. Rápidamente frunció su ceño para apretar su mandíbula. Respiré hondo porque sabía lo que tenía en mente. Y me lo confirmo, cuando freno la camioneta en un semáforo, giró su rostro para mirarme y decir :

— ¿Qué pasa si yo le pego una patada en el culo a ella primero?.

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Otro más.

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