CAPITULO 31: DOVE CAMERON

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Me toco hacer todo eso porque Dove empezó a seducirme en mi oficina, y no quería que todos mis empleados vieran algo así, una de las ventajas que tuve es que no había personal, ya que era hora de comer y todos por lo regular se iban, el punto es que cuando termine de apagar la cámara y las persianas de la oficina estaban totalmente selladas, Dove camino hasta a mí, y se sentó en mis piernas, yo trague en seco, no sabía que podía pasar y no quería que pasara, o bueno sí, pero no en mi oficina, solo me vienen a la mente mi recuerdo con Madelaine haciéndolo aquí.

Mientras estaba sentada en mis piernas hablo bajito y seductor, tomo mi rostro, acomodo mi pelo y acerco su rostro con el mío, solo nos separaban nuestras narices, estaba demasiado nerviosa pero quería que me besara, una tentación así no se puede dejar, es muy cruel. No duro mucho tiempo esa separación, ella se acercó y me beso, por mi parte acepte ese beso y fue ahí cuando todo se descontrolo; puse una de mis manos en su cintura y la otra en su cara, la apreté a mí lo más que pude y de un momento a otro termino encima de mí, y fue ahí que la apreté más y más a mí, ambas estábamos muy aceleradas, no nos importaba nada. Minutos más tarde bese su cuello y desabroche su camisa, bese su pecho y de un momento la cargue, la senté en mi escritorio, ella recorrió los papeles y fue tanta mi desesperación, que tomé su rostro y volví a besarla, mientras nos besábamos mi mano bajo por su pecho y desabroche el pantalón que tenía puesto, la mire y ella asintió, fue ahí cuando paso lo que tenía que pasar...

Terminando, nos arreglamos y sin abrir las cortinas, tomé los contratos, ella los firmo, los tomé y subimos al estudio, no deje que Sarah entrara así que le pedí a Dove si podía darle a Luna, ella acepto y se la dio, Sarah nos miró algo confundida, pero nosotras nos escapamos y nos dirigimos al elevador; en el elevador nos arreglamos en el espejo y solté mucho aire, Dove me miro y se rio.

-¿Te cansaste?-. Dijo riendo.

-No, solo que realmente no esperaba que pasara eso, fue mucho para mí-. Ella solo rio y estuvo a punto de besarme, pero las puertas del elevador se abrieron.

Entramos al estudio y comenzamos la grabación de la nueva canción de Dove, trataba de un amor imposible, y déjenme decirles que escucharla cantar eso me hizo sentirme incomoda, siempre que cantaba me miraba, cruzábamos miradas y ella sonreía o me guiñaba, sabía que estaba entendiendo sus indirectas.

Horas más tarde terminamos de grabar la canción, y llegó el equipo de trabajo de Dove, para saber cómo íbamos o como había quedado la canción, así que cuando estaba por mostrarles la canción, me volví a sentar en mi silla y Dove se sentó en mis piernas, yo trague en seco y cuando iba a decirle algo me pidió que pusiera la canción, pero lo dijo emocionada y con ansias, así que me apure a mostrársela; les encanto y se las entregue, en ese mismo momento me depositaron y bajamos a mi oficina.

Estando en mi oficina Dove le dijo a su equipo que se quedaría un rato, ellos aceptaron y cuando los acompañamos al elevador, notamos que el elevador se iba abrir, así que esperamos; cuando se abrió esperábamos que estuviera vació, pero no, estaba Sofía adentro, me sorprendí demasiado y creo que Dove y Sofía, también se sorprendieron al verse. Cuando se fue la producción nos quedamos Sofía, Dove y yo en mi oficina, comenzamos a platicar sobre anécdotas que tenían juntas y cosas así, pero solo esperaba el momento en que Dove se fuera, pero tardaba en irse.

Dos horas más tarde Dove se fue, y me quede con Sofía, platicamos sobre su nuevo álbum que produciría y algunas que otras cosas de contratos, hasta que decidí preguntarle a Sofía el verdadero motivo de su visita,

-Sofía, se que no vienes por lo de tu nuevo álbum, ¿Qué pasa?-. Me miro algo tímida.

-Quería ver si podíamos salir a cenar, quiero hablar contigo-. Me sorprendí ante su respuesta, pero no me iba a negar, así que asentí.

Cuando salí de trabajar Sofía ya se había ido a su casa a arreglarse, así que maneje rápidamente a mi casa para hacer lo mismo; estando lista me coloque perfume y admire mi vestido, era blanco y pegado, creo que lo use en una ocasión para salir con Madelaine, bueno el punto es que me veía linda y me sentía bien, así que era hora de irme.
Al llegar a casa de Sofía toqué el timbre y me puse demasiado nerviosa, no sabía que esperar en la cena o si ella usaría otro tipo de ropa, pero mientras más nerviosa me ponía más lento se me hacía el tiempo de espera; Sofía abrió la puerta y quede boqui abierta, traía un vestido negro pegado y se veía increíblemente sexy, y claro hermosa, yo en verdad no podía creerlo, quería comérmela a besos y decirle una y otra vez lo linda que es, pero no puedo hacerle eso, la lastimaría y no quiero. Si no entiendes a qué me refiero con que la lastimaría, me refiero que la dañe hace poco y si yo le digo eso creerá que estoy jugando con ella, y le dolerá.

La ayude a subir a mi camioneta y maneje a la dirección que colocó en el GPS de mi celular; al llegar baje a abrirle la puerta, y la ayude a bajar, ella me agradeció y en lo que caminábamos a la entrada del restaurante unos paparazis nos rodearon, comenzaron a tomarnos fotos como locos y eso me hizo sentir ansiosa, y molesta a la vez, pero Sofía tomó de mi mano con confianza y me pidió que me calmara, yo acepté pero mi limite termino cuando un paparazi casi le pega a Sofía.

-Fíjate imbécil-. Le grite al paparazi.

-Hey, perdonen, pero podrían darme una entrevista-. Si ya estaba molesta con él, hizo que me molestará más.

-¿Es enserió?-. El asintió. –Todavía que estuviste a punto de pegarle, nos tomas fotos en un momento privado, y para terminar ¿nos pides una entrevista?, ¿acaso estas idiota?-. Sofía pidió que me calmara. –Donde vea estas fotos por internet te voy a demandar-.

-Eres famosa y debes acatarte a esas reglas-. Alcé las cejas y les juro que iba a pegarle, pero Sofía me detuvo.

-Déjalo y entremos-. Negué.

-No, sabes que no tengo permitido salir con mis artistas-. Sofía me miro y caí perdidamente en su sonrisa, ojos, y sus labios pidiéndome que pare.

Me aleje de aquel paparazi y entramos al restaurante, pero aún seguía molesta y con ganas de partirle la cara al imbécil del paparazi, no por ser famosa no debo tener privacidad.

Lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora