CAPITULO 43: ¿NOCHE ESPECIAL...?

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Cuando pase por Sofía a su casa me encontraba muy nerviosa, no sé a qué se debía la cena y tampoco sabía que esperar, aparte de ello sabía que se vería muy linda con cualquier cosa que se pusiera pero me ponía nerviosa pensar en lo increíble que se vería; cuando menos lo esperaba Sofía se encontraba abriendo la puerta de su casa y mi mandíbula cayó al suelo de la impresión, se vía increíblemente hermosa, se veía como una princesa, no cabe duda que realmente lo parecía.

-Cierra la boca, se te va a meter una mosca-. Dijo Sofía mientras se acercaba a mí.

-Es que...te...ves...increíblemente hermosa-. Noté como se sonrojaba. –Y lo digo enserio-. Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.

-Dímelo cuando seas mi novia-. Me sorprendí con su respuesta. –Y como sé que no pasará ahórrate el comentario-. Dijo triste.

Ya no dije nada y la ayude a subir a mi auto, realmente me dejo sin palabras, fue un golpe bajo y rápido.

Al llegar restaurante, la ayude a sentarse y cuando me senté con ella comenzamos a revisar la carta, pare después ordenar; cuando ordenamos la mesera se fue y solamente nos quedamos en silencio, ninguna decía algo y eso comenzaba a ponerme ansiosa.

-Oye Ashley, te invite a cenar porque quiero que hablemos, sé que hemos hablado de esto una y otra vez pero en verdad quiero hablarlo-. Trague en seco y negué.

-Sofía, no quiero ser grosera, pero no quiero hablar de eso, creo que cuando sea el momento lo hablaremos, pero no puedes forzar a hablar de un tema y mucho menos a que te amé alguien de la misma forma que tú a esa persona-. Ella me miro con los ojos llorosos y no dijo nada. –Sé que es un tema fuerte de hablar, y más escuchar algo así, pero entiéndeme...-. Ella no dijo más y asintió.

Trajeron nuestros alimentos y todo seguía igual, era un silencio muy incómodo, y yo me sentía fatal por ello.

-Sabes, yo te admiro demasiado por todo lo que has pasado y sé que eres capaz de amar, probablemente te hace falta algo, pero algún motivo te hace encerrar esos sentimientos, y lo noté cuando cantabas, sentías enojo y tristeza, probablemente más emociones, pero no puedes ocultarlas siempre-. La mire y sentí que tenía un nudo en la garganta, tenía razón en todo. –Jamás me ha importado tu pasado, porque yo sé que eres completamente diferente a lo que muestras-. Seguía teniendo razón. –Pero, sé que un día cambiaras y me veras de otra forma-. No dije nada.

Continuamos el desayuno en silencio; al terminar la cena decidí pagar, pero para mi sorpresa ella ya había pagado, tampoco me queje pero sentía que le debía algo, así que mientras salíamos comencé a pensar en algún plan para agradecerle la cena y pedirle perdón. Subimos al auto y en lugar de llevarla a casa, la lleve a otro sitio; Sofía notó que no íbamos hacía su casa, pero decidió no quejarse y esperar.

Al llegar, estacione el auto y ella me miro confundida, sonreí y me baje del auto, llegue a su puerta y la ayude a bajar, todavía no preguntaba qué pasaba, pero sabía que moría de ganas de saber el por qué la traje, pero no le diría hasta estar más cerca.

Estando cerca nos sentamos en el suelo, y ambas respiramos hondo, después lo soltamos y supe que debía hablar.

-Creí que si te traía aquí te sentirías más tranquila, bien dicen que en el mar la vida es más sabrosa, pues ahora lo tienes a unos metros de ti-. Ella sonrió y escondió su rostro. –Hay muchas cosas que puedo decirte en estos momentos, pero no he podido hacerlo, me arrepiento de ser tan mala contigo, pero todo esto es difícil-. Ella levanto su rostro y me miro. –Jamás creí que mi vida podría tener tantos giros inesperados, siento que ni el mismo destino se lo esperaba, pero ahora estoy aquí no hay marcha atrás-. Suspire y me recosté en la arena.

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