Al parecer, las heridas de aquél hombre aún iban sangrando, porque dejó todo un rastro de sangre, el cual Rin siguió con detenimiento para poder encontrar a aquel demonio mal herido.
No se alejó mucho del templo, se quedó dormido recargado en el tronco de un árbol para recuperar sus fuerzas, al ser despojado de sus poderes Youkai, sus heridas sanaban con más lentitud. Bañado por los cálidos rayos del sol matutino, su rostro parecía tan sereno e imperturbable. Rin apretó contra su pecho la pequeña caja de bamboo que usaban para guardar sus medicinas y otras cosas de curación. Con cuidado caminó hacia aquel bello hombre.
-¡¡!!.- de repente abrió los ojos y miró con molestia a Rin.- los medicamentos humanos no me servirán de nada.
-Lo sé... es sólo que no puedo irme sin hacer nada.- dijo Rin, pensando en que quizás podría convencerlo.
-Apartate de mi vista.- el sintió como otro cambio ocurría en el interior de su cuerpo, seguramente, al rechazar la ayuda de aquella joven humana, su poder había sido sellado nuevamente. Miró sus manos y vio como sus uñas iban haciéndose más pequeñas, dejando ver unas que parecían más humanas.
¿Acaso mi padre piensa degradarme a tal grado de ser un humano?.- le dedicó una mirada asesina a la joven, está dio un pequeño saltito y comenzó a alejarse en silencio hasta que su silueta se perdió entre los árboles del bosque.- creo que ya entiendo lo que quieres padre... Ja...
Rin regresó de nuevo al templo triste por no haber ayudado al hermano mayor de Inuyasha, se encontró a Kagome cuando ella iba directamente hacia la cocina.
-¡Kagome!.- le gritó para atraer su atención.
-¡Rin! ¡Oh cielos que alegría me da ver que estas bien!.- le dijo Kagome en medio de sollozos.
-No pasa nada, sólo fui a ver a Sesshomaru para intentar curar sus heridas, pero me dijo que me fuera...- se sentía mal por no poder ayudarlo y recargo su cabeza en el hombro de Kagome.
-Ven, ayúdame a cocinar, vamos a ver que verduras ya están listas en el huerto.- le contestó Kagome dándole pequeñas palmaditas en su espalda y Rin asintió con la cabeza.- siento que tener a tantos invitados en la casa nos va a volver locas.
-¿Tu crees?.- preguntó Rin.
-¡Ay vamos! Inuyasha es insoportable, me empezó a pedir de comer. Ni si quiera paga renta o ayuda en las labores del hogar, sólo está aquí de arrimado y eso que no lleva ni un día completo aquí.
-Vamos hermana, está herido, no puedes ponerlo a trabajar.
-No está tan mal, después de todo tiene hambre, eso indica que está bien.
Tenían un pequeño huerto en el templo donde tenían todas las verduras necesarias para poder alimentarse, después de todo, rara vez bajaban al pueblo que estaba al pie de la montaña. No eran muy bien vistas en ese lugar, ya que se decía que eran fantasmas de sacerdotisas que habían fallecido en ese templo y ahora se encargaban de protegerlo, pero también era cierto que en muy raras ocasiones iban a buscarlas para pedirles ayuda cuando un espíritu maligno los atacaba, porque también las consideraban sus espíritus guardianes.
Sacaron un par de verduras del huerto y fueron a la cocina.
-Deberíamos de agregarle carne, necesitan proteínas para poder recuperarse ¿No crees?.- preguntó Rin mirando a su hermana.
-Uhmm, creo que sí, tendremos que cazar algo de la montañas. Un pequeño lechón no estaría tan mal ¿Puedes ir? Yo me quedaré a buscar la receta.
-Oye no es justo...- los lechones eran un poco muy difíciles de atrapar, así que no era muy grato ir a cazarlos. Por eso comían en muy raras ocasiones.
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Sagrada Maldición
FanfictionUna maldición milenaria aqueja a un viejo templo. Cuando muere su antecesora, las tres jóvenes sacerdotisas, Kikyou, Kagome y Rin, siguen sus enseñanzas e intentan cumplir su deber como protectoras de la legendaria perla de Shikon, pero ¿Cual es esa...