Capítulo 15: El deseo correcto (Parte 1)

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La primera alma, ya estaba completamente rota. Kagome flotaba sobre un charco de sangre y de su cuerpo emanaba una misteriosa aura, pero la sangre que estaba debajo no era de ella, si no la sangre de muchos demonios y de gente que había sido cruelmente asesinada por Naraku. Debido a los sentimientos negativos tan fuertes que tenían esas personas al momento de morir, despedían una increíble aura oscura la cual, en combinación con la sangre de los demonios, se creaba una fuerte presencia maligna. La cara de Kagome estaba completamente blanca casi transparente, sus labios resecos y sus ojos hundidos y con la mirada vacía, de ellos brotaban lágrimas de sangre las cuales a su paso iban dejando una delgada marca roja. Naraku levantó la perla de Shikon hacía ella y esta emitió un resplandor completamente negro que parecía resonar con el alma de Kagome.

Lentamente, Kagome fue bajando hasta hundirse en el lago de sangre que se encontraba debajo, empapando su ropa de sacerdotisa de rojo y la perla de Shikon fue flotando hacía ella y se fundió en su pecho.

-Excelente.- dijo Naraku satisfecho con su trabajo.- ahora sólo queda usar la sangre de las otras sacerdotisas para completar el ritual. Seguramente Kagura y Bakuya ya deben de estar terminando sus deberes.

La segunda alma se estaba comenzando a romper. Kikyou estaba destrozada por la manera en la que había muerto Kagome, sin darle la oportunidad de despedirse de ella o de al menos pedirle perdón por la forma en la que siempre la trato y por intentar alejarla de la persona a la que ella amaba. Aunque siguieron avanzando, la forma de caminar errática de Kikyou los hizo detenerse un poco para descansar.

-Hermana.- Rin también estaba triste por haber perdido a Kagome, en cualquier momento sentía que se iba a poner a llorar, pero al ver en qué condición se encontraba Kikyou, intentó ser fuerte para ella.

-No se lo perdonare.- susurro Kikyou, su corazón y su mente se estaban comenzando a llenar de rabia.- si ese demonio Naraku fue el que se atrevió a hacerle eso a Kagome, no se lo perdonare.

-Tienes que tranquilizarte no puedes pelear así.- Rin se arrodilló frente a ella y la tomó de a la manos.

-La señorita Rin tiene razón, si en estos momentos nos dejamos dominar por el rencor y el odio, tus poderes no podrán ser lo suficientemente útiles en la pelea.- se acercó Miroku y se arrodilló delante de ella, a un lado de Rin.- por favor, por el bien de su hermana y de todos, mantenga la compostura no permita que su corazón se altere en estos momentos.

-...- cuando Kikyou estaba apuntó de asentir con la cabeza, Miroku había sido apuñalado por la espalda.

-¡¡!!.- todos se sorprendieron al ver a un joven con el cabello largo azul oscuro atado en una cola de caballo y un rostro afeminado clavando cruelmente su espada en la espalda de Miroku, esta prácticamente lo atravesó por completo.

-Hola.- saludo de manera alegre, ajeno a la situación en la que se encontraba.

-¡¡Miroku!!.- gritó Sango llena de horror.

-¡Ugh...!.- Miroku intentó ponerle un talismán pero el chico se alejó rápidamente de él y le sacó la espalda  dejando correr sangre. Miroku cayó de lado, malherido.

-¡¡¿¿??!!.- Kikyou se encontraba demasiado alterada como para reaccionar.

-¡Oye!.- fue Rin la que reaccionó primero, sacó su espada y la chocó contra la espada del chico.

-¡¡Maldito!!.- Sango también se iba a unir a la pelea en cuánto reaccionó, pero su paso se vio obstruido por muchas cuchillas que se estrellaron contra el suelo levantando una nube de tierra y piedras a su paso.

-Lo siento muchacha, pero tu tendrás que pelear conmigo.- dijo de forma altanera una mujer que se había unido también a la pelea. Rin la reconoció en seguida, pero cuando estuvo apuntó de gritarle, el chico con el que estaba peleando la forzó a retroceder.

Sagrada MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora