Capítulo 7: Preguntas sin Respuesta

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Se podía ver que ambos hermanos estaban furiosos.

-Mi padre... No alcanzó a ver a mi madre...- la voz de Inuyasha estaba cargada de furia, le dio un puñetazo fuerte al grueso tronco de un árbol cercano, el cual al recibir el golpe se abrió por la mitad.

-¿Acaso creen... que alguien lo atacó estando mal herido?.- Kagome sentía que sus sospechas eran ciertas y se atrevió a decirlas en voz alta...- la misma persona que mato a mi maestra... es la misma persona que mato a su padre.

-¡¡!!.- ambos hermanos voltearon a verla.

-...- Kagome se encogió un poco, el aura que ambos emanaban era aterradora.

-Amo Inuyasha, Amo Sesshomaru, no olviden que están frente a una humana, les pido que contengan su furia, ella no tiene nada que ver en esto.- el anciano Myoga salió en defensa de Kagome mientras saltaba en el hombro de la chica que temblaba.

-Niña ¿Porque piensas eso?.- la voz tranquila de Totosai, hizo que ella saliera de su estado de shock.

-Mi sensei dijo que había peleado con Inu no Taisho. Al principio, pensábamos que era parte de la maldición de este templo, pero después de hablar con Inuyasha, no creo que el General sería capaz de matarla.

-¿Cómo era la herida?.- sin ninguna expresión, le preguntó Sesshomaru a Kagome.

-Parecía un corte fino, profundo, con márgenes bien definidos.- le contestó, pudo ver la imagen perturbadora de su maestra agonizante con una gran herida en el pecho y sintió un escalofrío, pero sobretodo, una profunda pena...

-¿Podías sentir la presencia de alguna aura demoníaca?.- los ojos de Inuyasha brillaban con intensidad mientras le hacía la pregunta.

-Uhmm.- Kagome cerró los ojos y trato de pensar.- no lo sé, esa noche estábamos demasiado alteradas como para sentir algo.

-El poder de las sacerdotisas necesita tener un control completo sobre sus emociones para poder explotar su potencial al máximo. Como son muy jóvenes, aún se dejan llevar por ellas.- dijo Myoga, intentando reconfortar a la chica que apretaba los puños con rabia.

-Quizás mi hermana Kikyou sintió algo, ella tiene un sentido más agudo y sus sentimientos los tiene muy controlados, quizás ella pueda darles la respuesta. Pero, no se cuando regrese.- Kagome se encogió de hombros.

-¿Y Rin?.- preguntó Sesshomaru.

Kagome se sorprendió de que se atreviera a llamarla por su nombre.

-Quizá.

-Sólo hay que esperar a que ella despierte.- completo Inuyasha.

-Por mientras, deberíamos de enterrar los restos de su padre, no podemos dejarlos así.- dijo el anciano Totosai, soltando un suspiró.

-Podemos enterrarlo cerca de la tumba de mi maestra, al menos que se encuentren juntos en su tumba.- Sesshomaru se dio la vuelta y se alejó volando del lugar, eso quería decir que le dejaba la decisión a Inuyasha.

-Te lo agradezco Kagome.- dijo de manera solemne y con un tono diferente al que estaba acostumbrada, agachó la cabeza en señal de respeto.

-N-no es nada, si es que se encuentran en el Nirvana, espero que al menos ahí puedan platicar todo por lo que pasaron.

Con cuidado, comenzaron a cargar los huesos y las ropas desgarradas del que fue el gran demonio perro. Cuando terminaron regresaron al templo.

-Señor Sesshomaru...- cuando iban pasando por la habitación de Rin, pudieron escuchar su voz.

Sagrada MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora