No muy lejos del Monte Hakurei, uno de los hermanos tenía una feroz batalla con uno de los principales enemigos de su padre, el Gran General Perro. Kirinmaru, era un poderoso demonio que se había aliado con Naraku para poder derrocar a los hijos del Gran General quienes habían asumido su lugar como los terratenientes de esa zona al morir su padre. Por ser un enemigo formidable en el campo de batalla, Sesshomaru no podía darse el lujo de distraerse o pensar en otra cosa.
Pero le era imposible, dado que tenía a una cierta persona en mente.
-¿¿¡¡!!??.- por alguna razón había dejado de oler el aroma de Rin y eso lo puso aún más nervioso y se notaba en sus ataques, ya que comenzaron a ser más erráticos y desesperados, además, de reojo intentaba buscar a su fiel sirviente Jaken para imponerle una tarea.
-¿Que sucede Sesshomaru?.- pregunto confundido Kirinmaru.- ¿Pareces preocupado? ¿Es esa humana? Ya veo, padre e hijos son iguales, los más grandes demonios permitieron que les robaran el corazón unas miserables humanas. Tú padre permitió que esa molesta mujer lo enamorará inclusive tuvo un hijo con el, que repugnante.
-...- sin decirle alguna palabra, se lanzó contra él y logro arrastrarlo varios metros hasta estamparlo contra el piso.
-Jejejeje Sesshomaru... Por más que lo intentes, no puedes ocultar el simple hecho de que estas preocupado por esa jovencita. Pero permite que te de un consejo: deberías de desechar ese absurdo sentimiento si no quieres terminar muerto como tu padre.
-¡¡¡!!!.- Sesshomaru le enterró sus largas garras en el ojo de Kirinmaru, quien hizo un gesto de dolor pero sonrió enseguida.
-Ya veo, no permites que nadie te diga una verdad, pero no puedes negarla. Tu padre murió porque se vio debilitado por ella.
Sesshomaru parecía demasiado molesto, pero antes de seguir atacando se alejo de Kirinmaru y grito el nombre de Jaken.
El pequeño demonio salió de entre un denso arbusto y se arrodilló frente a Sesshomaru. Jaken parecía muy afectado por el campo sagrado del Monte Hakurei, parecía apuntó de desmayarse y tenía un color pálido.
-Busca a Inuyasha.- fueron las únicas palabras que le dijo a Jaken para después transformarse en un gran demonio perro.
-¿Y-yo?.- el pequeño demonio se quejo, pero al ver que había sido completamente ignorado soltó un suspiro y comenzó a caminar cansado. Levantó su oráculo de 2 cabezas y pensó en Inuyasha para que le indicará la dirección.
Mientras tanto, se podían escuchar unos gritos desgarradores en el fondo de una enorme cueva del monte Hakurei.
-¡¡Kagomeeee!!.- Inuyasha, caminaba de manera errática, cansado de la pelea anterior y del desgaste físico que significaba soportar todo aquel miasma.
No podía oler el aroma de Kagome ni sentir su esencia, así que sólo le quedaba caminar por la cueva, intentado buscarla a ella y a sus hermanas.
-Ay abuelita ya casi la alcanzó...- escucho como alguien se quejaba mas adelante aunque reconoció la voz de Jaken enseguida. Corrió hacia el y levantó al pequeño demonio que se había desmayado.
-¡Despierta!
-Ay abuelita...- Inuyasha le dio una fuerte bofetada para que reaccionara.- ¡¡Ay!!
-...- sin decirle una palabra le dio otra cachetada seguida de otra más.
-¡¡Pero si ya desperté deja de pegarme!!
-Era para asegurarme de que no fueras una ilusión.
-Entonces porque no te pegas tú.- le dio un golpe en la cabeza dejándole un enorme chichón en la cabeza.
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Sagrada Maldición
FanfictionUna maldición milenaria aqueja a un viejo templo. Cuando muere su antecesora, las tres jóvenes sacerdotisas, Kikyou, Kagome y Rin, siguen sus enseñanzas e intentan cumplir su deber como protectoras de la legendaria perla de Shikon, pero ¿Cual es esa...