Capítulo 13: Caída al abismo

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-Disculpen por retrasar el viaje.- Sango estaba sentada en el piso, muy cerca de la entrada principal a la Aldea. Estaba sentada mirando hacía el horizonte, esperando a su esposo.

-No tienes de que preocuparte, después de todo, aún necesitan recuperarse un poco más para poder salir de viaje.- Kikyou le dio unas palmaditas en el hombro, Sango sonrió y siguió mirando hacía lo lejos.

Kagome se acercó a ella y se sentó a su lado.

-¿Cómo se llama tu esposo?.- le preguntó con un poco de vergüenza, después de la pelea que habían tenido anoche, podía sentir que ella la trataba con un poco de hostilidad.

-Miroku, es un monje que vino hace poco a la aldea, ya que quería saber nuevas técnicas para exorcizar demonios, ya que los métodos tradicionales son muy agotadores para él y los demonios cada vez son más y más fuertes.- los ojos de la joven comenzaron a brillar conforme iba hablando de su amado.- fue amor a primera vista... él era un mujeriego que coqueteaba con todas las jóvenes de la aldea, pero conmigo era muy serio y decente. Pensé que era por que yo no era su tipo, pero tiempo después, me di cuenta que no era así...

-Que bonita historia.- le dijo Kagome sintiendo curiosidad.- dime ¿Cómo sabes que te enamoraste de él?

-Bueno, eso cambia de persona a persona... Yo, me sentía muy a gusto con el, me hacía reír con sus ocurrencias, era muy amable y le gustaba mucho jugar con mi hermano Kohaku. Aprendía demasiado rápido y era muy inteligente y sabio. No se que fue lo que me cautivó de él.

-Vaya...- Kagome abrazó sus piernas pensando seriamente en lo que le habían dicho un día antes y lo que le estaba platicando Sango.

-¿A que viene esa pregunta?.- ladeo la cabeza Sango confundida.

-Ah, es porque...

-Kagome-chan, lo que tu tienes no es amor, es un hechizo, los demonios son muy crueles y pudieron lanzarte un hechizo para poder tu los defendieras.

-...- no podía decirle que estaba equivocada, ya que podía sentir la mirada de Kikyou en su espalda, sólo se limitó a asentir con la cabeza.

-Me alegro que lo hayas entendido. No te preocupes, en cuánto tengamos la perla de Shikon, yo me encargaré de matar a Inuyasha y a Sesshomaru para que seas liberada.

-¡¡Sango!!.- una voz se escuchó a lo lejos, Sango dio un gran brinco y corrió hacia donde provenía la voz. Salto a los brazos de un joven monje quién la abrazó con fuerza.

-Que bueno que ya llegó el esposo de mi hermana, se notaba que le hacía mucha falta.- Kohaku también salió corriendo para ir a abrazar a su cuñado. Después de todo, sólo se tenían ellos en el mundo. Desde donde estaba, Kagome pudo notar las lágrimas de Sango y Kohaku y su corazón se encogió ante aquella imagen. Las dudas que estaban en su cabeza crecieron ¿Realmente estaba haciendo lo correcto?

-Es nuestro deber terminar con todas estas calumnias.- Kikyou se puso a su lado sin aviso y Kagome dio un gran brinco.- seguramente ya no debes de querer que haya este tipo de tragedias. Recuerda lo que le sucedió a tu familia.

Kagome se llevó la mano al pecho al recordar aquel día. Su madre corrió con su hermano Sota en brazos y a ella la tomo de la mano. Después de la muerte de su padre a causa de una enfermedad, ellos habían quedado desprotegidos pero fue hasta ese momento en que se dio cuenta de lo pequeños que eran el comparación al poder tan abrumador que existía lejos de su comprensión. Su madre la escondió en un pequeño almacén subterráneo donde guardaban las verduras que tenían, pero era demasiado pequeño que sólo ella cabía ahí.

-Esta bien, buscaré otro lugar Kagome, y tu quédate ahí.- después de decirle esas palabras, cubrió con tierra y piedras el pequeño almacén subterráneo y escucho los pasos apresurados de su madre seguidos por un desgarrador gritó... en ese momento entendió que se había quedado completamente sola.

Así que, al ver esa imagen de Sango, Kohaku y Miroku le hizo recordar ese momento.

-Si hermana, peleare para que no pasen más desgracias como estás.- pero no podía quitarse de la mente lo que había hablado con el joven.

Decidieron quedarse un rato más en la aldea para que Miroku pudiera descansar.

-Les agradezco mucho que hayan protegido a mi esposa y a mi cuñado.- les dijo de manera solemne Miroku.

-No es nada, es nuestro deber como sacerdotisas proteger a los demás.- le dijo Kikyou con voz seria.

-Veo que llevan un sello con ustedes ¿Supongo que son del templo Sakura?.- no apartó la mirada del collar que llevaban Kikyou y las demás.

-Así es, somos las últimas sacerdotisas que dio el templo. Estamos en un viaje para recuperar la perla de Shikon, la cual fue robada de nuestro altar.- contestó un poco avergonzada Kikyou, sentía que había fallado en su misión de proteger a la perla.

-¿Puedo saber quién fue el culpable?

-Si, creemos que fue un tal Naraku.

-¡¡!!.- Miroku abrió los ojos como platos ante aquel nombre.- vaya, parece que vamos por el mismo sujeto.

-¿A que se refiere?.- esta vez fue Kagome la que hablo.

-Ese tipo, anduvo buscando la localización exacta de la perla de Shikon y para eso, consulto en todos los templos de la región. Digamos que no fue de manera amable. Lo estoy buscando para poder vengar a mi maestro y a mis compañeros asesinados. Por desgracia, yo fui el único superviviente. Les estoy hablando de un acontecimiento que tuvo lugar hace 10 años, yo aún era un aprendiz, así que sólo me limité a esconderme.

-Así que han estado buscando la perla desde hace años.- dijo Kagome se hizo un silencio incómodo en la sala.

-Entonces, podemos viajar juntos para poder enfrentarnos a ese ser. Cómo verá su excelencia, nuestro poder aún no es suficiente como para enfrentarnos a algo desconocido, necesitamos aliados para poder hacerle frente.- le preguntó con determinación Kikyou, ese mal no podía seguir expandiéndose.

-A ustedes les debo algo más valioso que mi propia vida.- tomó de la mano a Sango y le sonrió a Kohaku.- así que cuenten con nosotros, también me encargaré de enseñarles todo lo que sé para incrementar su poder.

-Excelente.

-Tengo otra cosa que decir.- dijo Miroku.- según mis investigaciones, Naraku, es un ser híbrido, el cual nació debido a los malos sentimientos de todas aquellas personas que murieron a causa de la sagrada maldición del templo Sakura y de la unión de mil demonios que devoraron a esas almas. Otra peculiaridad, es que puede dividirse en mil partes y así deshacerse de las partes inservibles de su cuerpo,  también puede absorber a otros seres, por eso se ha hecho tan poderoso. Por lo que se, trabaja junto a otro demonio de sangre pura, Kirinmaru. Estos dos se confabularon para derrocar al terrateniente de esta región, al estar el fuera de la lucha, podían acercarse al templo donde estaba la perla.

-Vaya...- al menos así confirmarían que Naraku e Inuyasha no estaban juntos.

-Muchas gracias por la información. Nosotras también compartiremos con ustedes todo lo que sabemos.

La plática se alargó demasiado, así que decidieron salir al día siguiente al amanecer. Y así fue, con gran pesar Sango y Kohaku se despidieron de su destrozada aldea y comenzaron a andar hacia el Monte Hakurei.

El camino fue mucho más corto del que habían pensado... Pero no sabían que iban directamente a una trampa perfectamente planeada para ellos.

Al cruzar un viejo puente colgante que unía a dos grandes colinas que eran divididas por un enorme acantilado, una ráfaga de aire chocó contra ellos haciendo que el puente se tambaleara peligrosamente hacia los lados.

La única que cayó al vacío fue Kagome.

Sagrada MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora