Capítulo 16: El deseo correcto (Parte 2)

100 14 0
                                    

La luz que emitía Kagome era de un color rojizo y negro, entre sus manos, se encontraba la perla de Shikon que emitía un brillo cada vez más siniestro. Cada una de las lágrimas de sangre que rodaban por su mejilla caían hacía la perla  aumentaba el poder demoníaco de la perla y la iba oscureciendo cada vez más hasta que los pequeños destellos rosados estaban desapareciendo poco a poco. Eso hacía que el miasma alrededor del monte se hiciera cada vez más denso, que incluso el campo sagrado no era lo suficientemente poderoso como para purificarlo todo.

-...- Kikyou se llevó la mano a la boca para cubrirla con un fino paño intentando respirar la menor cantidad posible de miasma. Si no hubieran tenido algún tipo de entrenamiento, seguramente ya hubieran muerto. El poder de Kikyou era tal, que podía purificar un poco el aire a su alrededor, así que volteó para ver a Rin, pero ella parecía que podía protegerse a sí misma del miasma.

-Parece que alguien nos espera más adelante...- dijo Inuyasha con voz sombría.

Delante de ellos se podían observar las siluetas de miles y miles de demonios pero todos eran encabezados por dos personas.

-Parece ser que han llegado hasta aquí con bien, eso quiere decir que son lo suficientemente poderosas.- dijo en tono burlón Kagura.

-Keh, eso no es nada para nosotros.- dijo Inuyasha de manera prepotente.

-¿Y ahora?.- la tierra debajo de ellos tembló y un fuerte trueno tuvo lugar en el cielo que estaba completamente rojizo como la sangre, una silueta descendió lentamente del cielo, en medio de muchos relámpagos verdes que recorrían el cielo, como si tuvieran vida propia. El personaje que se sumaba a la batalla era Kirinmaru.- estaba demasiado aburrido esperando a Naraku y al ver el método que uso para corromper a esa mujer, no era de mi agrado.

-¡Kagome está viva!.- gritó Kikyou feliz de escuchar esa noticia.

-Si, pero de continuar así, dudo mucho que esa jovencita siga con vida.- por la expresión de Kirinmaru al mencionar esas palabras, Kikyou pudo darse cuenta del estado en el que se encontraba.

-...- en la mente de Kikyou, llegaron los recuerdos de unas leyendas que venían en algunos libros que leyó cuando era más joven, hablaban de una serie de hechizos que utilizaban los terribles demonios que habían puesto sus garras en la perla y que desafortunadamente, las guardianas de ese entonces derramaron su sangre para completar dicho hechizo de una manera trágica.- ¡¡¡!!!

Kagome debería de estar pasando por un verdadero martirio. Desesperada ante la imagen de Kagome agonizando en su mente, saco su arco y apuntó directamente hacía donde se encontraba el monte Hakurei y de los demonios que se habían acercado para tenderles una trampa. La lanzó con tal fuerza, que en el arco comenzaron a formarse pequeñas grietas debido a la presión, y con un poder de tal magnitud que prácticamente atravesó a más de la mitad del ejercito que habían preparado y algunos otros fueron purificados usando una especie de detonación en cadena. Tanto Kagura como Byakuya estaban sorprendidos por la demostración de poder que había hecho Kikyou. Rápidamente lanzó varias más hasta que el arco no resistió y se rompió en sus manos. Sólo Kagura y Byakuya las lograban esquivabar.

-Es un poder impresionante, pero no has notado algo.- Más demonios aparecieron detrás de ellos.- tenemos una cantidad infinita de sirvientes.

-Rin...- le dijo Kikyou a Rin que estaba a su lado.

-Si hermana.- le entregó otro arco que llevaba cargando y Rin sacó una espada que se veía impresionante: la Kikujumonji.

-Y ustedes no contaban con que nosotras nos abririamos pasó aunque sea a la fuerza.- Rin y Kikyou se pusieron en posición de ataque.

Sagrada MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora