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Relajó su caminata al estar lejos de Jisung, su corazón latiendo rápidamente tanto por la emoción como el cansancio, se sentía tan feliz que quería chillar, subir a un lugar alto y gritar, reír y revolcarse en este dulce sentimiento de amar y ser ...

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Relajó su caminata al estar lejos de Jisung, su corazón latiendo rápidamente tanto por la emoción como el cansancio, se sentía tan feliz que quería chillar, subir a un lugar alto y gritar, reír y revolcarse en este dulce sentimiento de amar y ser amado.

Pero tuvo que controlarse, respirar hondo y exhalar lentamente, calmar de a poco sus emociones. Aún tenía una promesa que cumplir y ya la había roto bastante pero mientras Felix no se entere, todo estaría bien ¿cierto?

Mordió su labio inferior, suspirando, no debió hacer eso pero realmente lo disfrutó, fue feliz siendo egoísta por primera vez en su vida y una parte suya quería seguir siendolo, tal vez si hablaba con el pecoso podrían estar bien, quizás se hicieran rivales amistosos, no tenían que romper solo porque a ambos les gustase el mismo chico. No le gustaría arruinar esa linda amistad que tenía con el rubio solo por Jisung, amaba al menor pero también le tenía un gran cariño al pecoso.

Quizás los tres podían ser amigos y sonaba bastante bien en su cabeza esa idea.

Llegó a casa, abriendo la puerta y sacándose las zapatillas al entrar, dejándolas a un lado.

—Estoy en casa –anunció con voz elevada mientras se dirigía a la cocina donde podía escuchar que provenían unas risas.

Su abuela estaba sentada en la mesa y Felix a su lado, ambos charlando animadamente hasta que el azabache llegó.

—Oh, Channie, cariño, mira, tu amigo ya está aquí –indicó, la sonrisa en el rostro de la anciana brillaba–. Me estaba contando un chiste muy divertido.

—Realmente no es para tanto –rió levemente el pecoso, dirigiendo sus ojos al mayor–. Hola hyung –el tono de su voz era extraño al igual que su mirada, no entendía porque pero todo se sintió frío de repente, se sintió atrapado en esos penetrantes ojos, como un ciervo paralizado por el miedo de la luz del auto que se iba acercando rápidamente.

—Hola –decidió ignorar lo sucedido, corresponder a la sonrisa y sacar las verduras y unas cuantas naranjas de la bolsa–. Abuela puedes esperar en el sofá, yo me quedaré aquí preparando la cena.

—Esta bien cariño, justo es hora de mi novela –sonrió la anciana, levantándose con cuidado y con ayuda de Felix, ambos dirigiéndose a la pequeña sala.

Chan se concentro en su labor, enjuagando bien los alimentos mientras tarareaba una suave melodía, la sonrisa simplemente no desaparecía de su rostro al recordar lo sucedido hace unos minutos.

Sintió unos brazos envolverse alrededor de sus hombros, casi presionando contra su cuello.

—Luces bastante brillante hyung, dime, ¿pasó algo interesante mientras venías? –la voz de Felix era realmente profunda en este momento, provocando un escalofrío en todo su cuerpo.

Sweet Bite || JilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora