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Estaba sentado, jugueteando con sus dedos mientras escuchaba la música que se reproducía en la sala de espera, la misma simple melodía sonando una y otra vez

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Estaba sentado, jugueteando con sus dedos mientras escuchaba la música que se reproducía en la sala de espera, la misma simple melodía sonando una y otra vez.

Mirate, regresando con la señora Choi luego de lo que hiciste hace apenas unos días, definitivamente estas loco.

Se burlaban pero Felix hizo todo lo posible para callarlos hasta que fue su turno, ingresando al consultorio, aún recordaba este lugar aunque por supuesto había cambiado con el tiempo.

Se sentó en uno de los sofás y la amable psicóloga enfrente suyo, acomodando sus lentes y sosteniendo su libreta y lápiz, Felix desde pequeño se preguntaba que era todo lo que escribía en ella, cuantas cosas mal en él estaba viendo, que tanto podía arreglarse y cambiar.

—Realmente fue una sorpresa el verte, ha pasado mucho tiempo, Felix –ella aún lo recordaba, su sonrisa era calmada.

—Yo... Me disculpo por haber dejado las sesiones hace mucho tiempo –murmuró sin verla a los ojos, concentrando su mirada en sus propias manos.

—Está bien, ahora dime, ¿qué te trajo aquí?

¿Qué lo llevó hasta aquí? No está seguro realmente.

—No lo se –atrapó su labio entre sus dientes.

—¿Y por qué no lo sabes? –comenzó a escribir.

—Solo no lo se, quizás quiero saber si estoy bien.

—¿Te sientes mal?

—No lo se, no se que me sucede, no se como me siento ni quien soy realmente –sus uñas se clavaron en sus palmas, dejando pequeñas medialunas en su piel.

—Felix, ¿has estado tomando tu medicamento en todo este tiempo? –sus miradas volvieron a encontrarse.

—No... Porque no lo necesito, porque sé que no estoy loco.

Ella seguía escribiendo, el sonido del lápiz contra el papel lo ponía ansioso.

—Tomar tus pastilla no te vuelve una persona loca, Felix, lo sabes, buscar ayuda nunca está mal, por eso viniste aquí, a buscar ayuda otra vez.

—Yo no necesito ayuda –alzó un tanto la voz–. No necesito nada de esto, solo quiero que me diga que estoy bien.

—Yo no puedo decir como te sientes, solo tú sabes como estas y quien eres.

—Pero ya no lo se –las lágrimas ardían, amenazaban con caer pero lo aguanto, tratando el nudo en su garganta que lo estaba ahogando.

Él ya no sabe quien es, solo desea que alguien se lo diga, que le confirmen que sigue siendo la misma persona de siempre aunque era obvio que ya no lo era. Porque el Felix que fue no hubiera hecho lo que este Felix hizo, no hubiera asesinado a tanta gente, no hubiese lastimado a sus amigos.

Sweet Bite || JilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora