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La alarma comenzó a sonar, tan fuerte y molesta como siempre con el objetivo de despertar a la persona que supone debería estar dormida

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La alarma comenzó a sonar, tan fuerte y molesta como siempre con el objetivo de despertar a la persona que supone debería estar dormida... Pero esa persona ya no abriría sus ojos ni cumpliría con la labor de apagar el sonido, deslizar el dedo por la pantalla ni murmurar un "cinco minutos más".

Eran las 7:30 am y el celular de Chan no dejaba de sonar, Felix lo miraba fijamente, esperando a que la batería se agotase por completo y lo hizo, luego de 5 minutos más de ruido el 1% de batería que quedaba en el dispositivo se agotó y la pantalla por fin se apagó, el ruido se detuvo y con ello podía apreciar mejor el silencio que lo rodeaba, silencio externo al menos ya que su cabeza estaba llena de ruido y sus ojos miraban a la nada  perdido y aún rodeado de sangre, no se había limpiado después de ocultar el cuerpo, sino que se quedó tirado en el suelo de la sala con la cabeza en blanco.

Las imágenes se repetían como un bucle en su cabeza, realmente lo había hecho, había asesinado a Chan, había dejado que la oscuridad lo consumiese y las voces ganasen. Acercó sus manos a su cabeza, agarrando sus mechones rubios y tirando de ellos con cierta fuerza sin saber que se supone que debía sentir ahora.

Por dios, había matado a alguien, se convirtió en una bestia que despellejó sin piedad a su presa, había asesinado a quien se había convertido en su amigo a sangre fría, sin titubiar en ningún momento mientras clavaba una puñalada tras otra repetidas veces hasta ver esos ojos brillantes apargarse por completo.

—Respira –se dijo a si mismo, inhalando y exhalando temblorosamente, recordandose que debía cumplir con este labor o se asfixiaría.

Se levantó, sus piernas flaqueaban mientras se dirigían a la despensa, tomando un trapeador y un balde. Fregando el suelo con fuerza y una mezcla de desinfectantes hasta que el piso brillaba, sin ninguna mancha, sin ningún rastro de lo que había sucedido, los pequeños datos que solía darle su madre cuando era un niño ahora estaban funcionando.

Procedió a ir al baño luego de esto, dejando primero su ropa en la lavadora antes de ingresar a la ducha, el agua caliente, casi hirviendo, chocando contra su piel, golpeándolo y dejando manchas rojas que arderían más tarde, su cabeza gacha, siguiendo el recorrido del agua teñida de rojo que se iba por el desagüe. Tomó un jabón y fregó su piel, tantas veces que dolía hasta que todo desapareció, solo quedando el rojo a carne viva por culpa del maltrato.

Tomó la toalla, se secó y envolvió con esta, caminando hasta su cuarto, cambiándose por su pijama de polluelos y tirándose en la cama. Sus extremidades tendidas como una estrella, mirando fijamente al techo.

Esperaba que algo pasase, romper en llanto, gritar, golpearse, sentir miedo, desesperación, culpa; esperaba sentir algo, cualquier cosa, y ese era el problema... Porque no sentía nada.

Estaba vacío, no se arrepentía de lo que había hecho pero tampoco estaba conforme, simplemente no sentía nada.

Había matado a alguien, a un chico que, si bien era su rival, también se había vuelto su amigo; había matado a una persona inocente que solo soñaba con salir adelante, con conseguir un buen futuro para él y su abuela; pensaba en la anciana, si recordaría a su nieto, si lo buscaría o quedaría en el olvido. Pensaba en que dirían Jeongin y Hyunjin cuando no vean a Chan en la escuela, que sentiría Jisung.

Sweet Bite || JilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora