Saga de Géminis

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Durante un segundo, todo el mundo se quedó mirándose los unos a los otros pero fue Afrodita quien finalmente, desvió la mirada de los hermanos que acababan de entrar en los vestuarios, deseando por lo más sagrado que no quisieran unirse a la fiesta de sus acosadores. No era ningún secreto que Saga de Géminis tenía un hermano gemelo, el cual siempre lo acompañaba a todas partes y aunque eran dos gotas de agua, Kanon tenía una actitud algo más agresiva que Saga; quizá por eso, fue el primero en hablar:

- Jesucristo bendito... ¿Qué demonios estáis haciendo? – Los cuatro chicos no dijeron nada, petrificados ante la ira que flameaba de la mirada de su interlocutor – Largaos de aquí, joder... ¡Ya!

Afrodita no alcanzó a ver como sus agresores se marchaban bajo la orden del gemelo de Saga pues se encontraba todavía temblando de pánico por lo que acababa de suceder. Le daba igual estar empapado e incluso, consideró no prestarle atención al hecho de haber sido besuqueado en la ducha... pero la amenaza de aquellas personas había sido real, tangible y había cruzado los límites de la lógica. Tragó saliva, pensando en qué hubiera sucedido de no haber aparecido los gemelos en dicho momento.

De repente, algo rozó su mejilla e instintivamente, el chico se apartó del contacto. Al alzar la mirada se topó con los ojos claros de Saga ¿O era Kanon? Los dos tenían el mismo color de pelo, los mismos ojos... Maldita sea ¡vestían el mismo uniforme! Y el hecho de haber desviado la mirada le impedía saber quien era el gemelo que tenía delante pero el caso era, que fuera el que fuera, sostenía en aquel momento una pequeña toalla en la mano derecha y trataba limpiarle de la cara los restos de pastel que aún estaban allí. Saga –¿O Kanon?– entendió que Afrodita estaba extremadamente asustado por lo que retiró la prenda y se alejó un poco:

- No te preocupes, ya pasó todo... U-Usa todo lo que necesites. – Le dijo Géminis soltando frente a él una mochila de deporte.

Acto seguido, los hermanos se marcharon de allí y lo dejaron solo.

***

El silencio envolvió el lugar y la luz del atardecer se filtró por las ventanas mientras Afrodita seguía temblando de frío y pavor. Al cabo de unos minutos, el chico sacó fuerzas para moverse y acercarse a la mochila pues no le quedaba más alternativa que cambiarse de ropa para salir de los vestuarios y llegar a su apartamento para encontrarse en un lugar seguro; aunque estaba decidido a denunciar aquel episodio, no estaba dispuesto a que nadie lo viera así, totalmente humillado por unos alumnos de un curso superior y sin haber podido defenderse. De modo que abrió la bolsa que Géminis había soltado en el suelo aún con las manos dominadas por los nervios y descubrió en su interior un chándal de deporte, un par de toallas secas y un neceser. Afrodita sintió que sus mejillas se ruborizaban ante la idea de vestir ropa de otro chico y mucho más, si cabía la posibilidad que fueran prendas del futuro Presidente del Consejo pero al final, no tuvo más alternativa que ponerse en pie, cambiarse, liar su uniforme en una de las toallas y salir corriendo hasta llegar a salvo a su apartamento.

***

28 de Septiembre.

La determinación para plantarse en el despacho de la directora se había esfumado por completo cuando el despertador sonó al día siguiente, inaugurando una nueva jornada estudiantil. Al abrir los ojos, Afrodita se notó mareado, extremadamente cansado y las ganas de acudir a clase eran prácticamente nulas. No se sentía con fuerzas para afrontar una novatada más y la mejor manera de evitarlas era quedándose en casa; sin embargo, al incorporarse sobre el colchón descubrió la mochila de deporte de Géminis, debía devolvérsela lo antes posible porque su autoexigencia no le permitía quedare con las pertenencias de otra persona más tiempo del imprescindible... y para ello,  debía levantarse y acudir al campus. También tenía que agradecerle la ayuda en los vestuarios así que inspiró hondo y realizó toda su rutina diaria como de costumbre para que a la hora estipulada, caminase hacia el edificio donde se impartían las clases con el corazón en un puño.

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