La azotea.

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8 de Febrero:

Deathmask se despertó guiado por la luz que entraba por la ventana, parpadeó varias veces hasta acostumbrarse a la claridad y se fue desperezando. Los días que precedieron a su concierto los pasó de muerte: El estar a solas con Afrodita contando con casi la misma intimidad que en las vacaciones de Navidad no hicieron más que mejorar y mejorar el humor del líder de Piscis, el chico fue recobrando el apetito, las ganas de acicalarse un poco cada mañana y también tenía actitud para mantener su mente ocupada; como era de esperar, los gestos de cariño tampoco dejaron de aumentar. Obviamente, hubo bajones pero estando juntos todo parecía ir viento en popa; ambos eran como una pareja de recién casados a pesar de saber que en cualquier momento, aquella felicidad podía evaporarse. 

Cáncer giró la cabeza aquella mañana sobre la almohada encontrándose con la larga melena de Afrodita a su lado, el chico estaba dándole la espalda y él sintió la necesidad de acariciar las hebras celestes que ocultaban la espalda desnuda del muchacho. Aquella silueta le hacía sentir que nada malo había sucedido con su acompañante los días anteriores. Cuanto más lo miraba, más se enorgullecía de haber tenido aquella idea y que Elyn se hubiera sumado para llevarla a cabo.

Sus caricias no tardaron en despertar a Piscis, o al menos, lo hicieron retorcerse entre las sábanas. El chico odiaba que le tocaran el pelo sin haber otorgado permiso previo pero con Deathmask la situación era diferente, él era el único que podía hacer eso sin que la ira se hiciera con el control del cuerpo del sueco. De pronto, Afrodita se dio la vuelta mientras sus manos se deslizaban de manera involuntaria hacia el pecho de Deathmask, buscando el calor de su cuerpo y el italiano no puedo evitar centrar la atención en las larguísimas pestañas que descansaban sobre los ojos del líder de Piscis. 

"Es que me cago en la puta... es un ángel." Pensó Cáncer, perdido en la belleza del rostro que descansaba a su lado.

Fue entonces cuando el timbre retumbó en el apartamento sin previo aviso y el pequeño sobre salto que asustó a Deathmask, también despertó del todo a Afrodita:

- Joder, haz que pare esa mierda...– Balbuceó el sueco mientras trataba de conciliar el sueño otra vez. 

Despertarse sin motivo lo ponía de muy mal humor y el hecho de haber permanecido tanto tiempo junto a Deathmask contribuía a que su mala lengua aflorase con mayor facilidad, sobre todo cuando tampoco era muy consciente de lo que hacía. Aún con esa mala manera de ordenarle las cosas, el italiano se puso en pie, buscó unos pantalones en el revoltijo de ropa que había por el suelo de la habitación y salió del lugar con una sonrisa de oreja a oreja. Finalmente, abrió la puerta del apartamento con cierta desgana mientras se restregaba los ojos y lanzaba un bostezo:

- Buenos días, Massimiliano – Saludó la directora Saori. – ¿Es mucha molestia hablar con Afrodita en estos momentos?

Varios pensamientos cruzaron en un segundo la mente de Deathmask mientras escuchaba la petición de la persona que gobernaba la academia:"¿Qué hora es?" "¿Qué hace aquí? " "¿Estará bien que haya abierto la puerta medio desnudo?" "Oh dios mío... Como se entere que hemos follado me mata..."

- ¿Massimiliano?

- E-En absoluto, pase, por favor – Respondió entonces, tirando de su habilidad innata para improvisar – Aguarde un momento, debe estar acabando de arreglarse... ¡Siéntase como en casa!

Saori le dedicó una reverencia y pasó al interior del apartamento mientras Deathmask se dirigía con absoluta tranquilidad a su dormitorio. Sin embargo, la voz de la directora detuvo su paso en seco: 

- Massimiliano... ¿Dónde estás durmiendo estos días? 

- En el sofá, señora. 

- ¿Sin sábanas ni manta? 

Boys Before RosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora