(Alumna aventajada)

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El fuego de la chimenea me daba un calor adicional. Aunque mi calor era de otro tipo.

Me senté sobre él y sentí su dureza. Chris ardía para mí, dispuesto a satisfacer mis deseos.

«Voy a saborearte», me dijo. Mi imaginación volaba.

Las imágenes se agolpaban en mi mente mientras me deshacía sintiendo su lengua y sus labios, en mis abultados labios.

Imaginé a otro hombre dándome placer junto a  Chris.

Me sentí perversa, depravada, pero no me importaba.

Era él quien me había enseñado a pensar así y yo había aprendido bien la lección.

«Quiero jugar contigo a todo lo que quieras», le susurré. Me tumbé sobre él y empujé para que entrase en mí.

Sabía que estaba a punto de explotar. Apreté mis piernas, cerré mi interior. Él también quería más y yo lo sabía.

Durante unos momentos me dejó hacer, hasta que la fiera comenzó a despertar.

«No te muevas», le pedí. Y él accedió a mi deseo.

Comencé a moverme y a bailar dirigiendo cada paso de nuestro baile.

El vaivén de placer provocó sus gemidos y yo aumenté el ritmo hasta llevarle al máximo nivel.

Chris se sacudía y retorcía debajo de mí. Su cuerpo se contrajo y el mío con él hasta enloquecernos el uno al otro.

Pideme lo que quieras "Kamasutra"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora