-Jugando a solas.

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El fuego se me había instalado en el cuerpo desde que le conocí. No podía apartarle de mi pensamiento.

Christopher… ¿Qué tenía para despertar mi libido de esa forma? Cada recuerdo, cada pensamiento, sus ojos mirándome… Su voz exigiéndome lo que deseaba… Sus manos acariciándome entera… Mi cara, en el vídeo, lo decía todo.

Estaba disfrutando. Pensar que había tenido a una mujer lamiendo mis labios, seguía estimulándome.

Me deshice pensando en lo que sentí dejándome hacer por quien creía que era él. ¿Por qué? Alejé las preguntas de mi mente. No iba a perder tiempo intentando entender mis recién descubiertos apetitos sexuales.

Me tumbé en la cama dispuesta a facilitarme yo misma el placer que anhelaba. Chris… No podía borrar su imagen de mi memoria. Tan masculino y varonil, tan dominante y exigente.

Encendí el juguete y puse la potencia al 1. Acaricié el interior de mis muslos hasta dejarlo resbalar por mis labios. Subí al 2. Ardía en mi interior.

Subí al 3. Comencé a jadear. Cerré los ojos. «A mí también me encanta tu sabor.» Subí al 4. Me dejé llevar recordando las escenas del vídeo. El placer me arrastró.

Cuando acabé, me dejé inundar de sensaciones. Quería volver a hacerlo, pero con Christopher.

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