*En la limosina*

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«Te compraré cientos de tangas», me dijo tras desabrocharse los pantalones.

Pero ¡qué fijación tenía con mi ropa interior!
Me apretó contra él.

«¿Te gusta?» Sentía como entraba en mí sujetando mis caderas con sus manos.

«Esta noche eliges tú.» Lo pensé un momento. Imaginé qué deseaba que me hiciera y con quién. Ya no pensaba en el sexo en pareja solamente. Quería más.

Más gente, más diversión, más locura… Quería apostar a la carta más alta. Había varios juguetes sobre la cama.

«¿Preparada para jugar?», me preguntó. No sabía cuánto. TN, la alumna, estaba decidida a superar al maestro.

Me desnudé para él. Él me miraba sentado en la cama. La puerta se abrió y entró una mujer con el pelo rojo, como el fuego que yo empezaba a sentir dentro de mí. La mujer comenzó a acariciar mi cuerpo, por todas partes, por cada línea y pliegue de mi piel, erizada por el contacto de sus manos suaves.

Mi mente no paraba de intentar encontrar algo nuevo, algo que le sorprendiera y que avivase más el fuego que sentíamos el uno por el otro.

«¿Y si soy yo quien te ofrece esta vez?», sugerí.
Chris sonrió. Mi idea le había gustado.

Me acerqué a ellos y le susurré al oído a mi hombre la primera lección para satisfacer auténticamente a una mujer…

Pideme lo que quieras "Kamasutra"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora