Haber nacido como un ser capaz de llevar vida dentro suyo no era algo que Jiang Cheng hubiese deseado. Como heredero al trono del pacífico reino de Yunmeng desde nacimiento -antes de saber su tragedia- Jiang Cheng había cumplido los caprichos de sus...
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En las afuera del palacio Jin Guangyao esperaba a que Xichen apareciera por la entrada del palacio y decirle que no se fuera, pero eso nunca pasó.
Al contrario fue su hijo y el general Nie quienes cruzaron la puerta.
Resignado, tomó la mano del pequeño príncipe y con ayuda de su sirviente ingresaron al carruaje.
—Es hora de partir su A-Yao
—No tienes derecho a llamarme así
El Jin no respondió nada más y abrazo a su hijo.
Ese viaje iba a ser largo ya que el viejo y frío palacio quedaba a las afueras de Gusu.
Dentro del palacio en los aposentos de Lan Xichen, el doncel descansaba en el regazo del emperador mientras el último mimaba al Jiang.
—Puedo comer yo solo.
—Lo sé, pero quiero mimar a la madre de mi futuro hijo.
Hablo mientras sonreía robandole un sonrojo al menor.
—Su majestad... Gracias por darme esta felicidad que se me fue arrebatada desde que mis padres...
Agachó la cabeza mordiendo su labio con suavidad, para evitar derramar lágrimas.
Xichen llevo su mano a la mejilla del Jiang acariciandolo con suavidad.
—A-Cheng, mientras yo esté contigo y vivas en este palacio, me encargare de hacerte feliz, nadie podrá lastimarte o hacerte sufrir.
Dijo con seguridad logrado que Jiang cheng sonriera.
—Confío en su majestad.
—Lo prometo.
La promesa fue sellada con un cálido beso.
Xichen fue el primero en separar y tomó la mano de WanYin.
—Cuando te sientas mejor anunciaré tu embarazo, tenemos que celebrarlo.
El Jiang asintió y volvió a acuricarse en el pecho del Lan.
. . . ᘛ .𖥸. ᘚ. . .
Los días y semanas transcurrieron con tranquilidad debido a la ausencia de la emperatriz.
Los sirvientes y doncellas caminaban de un lado a otro ya que por órdenes del emperador tenían algo importante celebrar y ellos se encargaban de que todo saliera bien.
Wei WuXian tenias ligeras sospechas de que era esa tan aclamada celebración, por supuesto hasta el momento no se lo había dicho a nadie, nisiquiera a su esposo o al príncipe Lan, ya que así lo había sugerido el emperador.
Después de tres semanas de cuidado exhaustivo para Jiang Cheng debido a sus heridas y su embarazo, que obviamente fue Lan Xichen quien se encargo de sus cuidados personalmente, el doncel se encontraba mucho mejor y descansando en sus aposentos siendo acompañado por Huaisang y A-Qing.