capítulo 34.

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El Jiang trato de conciliar el sueño, más no lo pudo logar debido a que no dejaba de pensar en un posible encuentro con sus padres, en cambio el Lan estaba profundamente dormido abrazando la cintura del doncel

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El Jiang trato de conciliar el sueño, más no lo pudo logar debido a que no dejaba de pensar en un posible encuentro con sus padres, en cambio el Lan estaba profundamente dormido abrazando la cintura del doncel.
Algo que se le hizo tierno al de ojos violeta, ya que en casi toda la noche el Lan no lo había soltado.

Cuando WanYin vio que su hijo se estaba removiendose en su cuna, con sumo cuidado apartó el brazo del Lan para poder salir de la cama e ir por JingYi.
Lo tomo en sus brazos y comenzó a susurrarle una melodía que había escuchado de su madre, Yu Zi Yuan siempre le cantaba una melodía cuando era más pequeño y no podía dormir, algo que siempre terminaba funcionando y se queda profundamente dormido.

Con su hijo hacia lo mismo, ya que también terminaba dormido.

En el momento en que JingYi se volvió a dormir, el Jiang decidió llevarlo consigo colocándolo con cuidado en medio de ambos.

El pequeño Lan se removió un poco acurrucarse en el calor que desprendía el cuerpo de sus padres, una vez más el doncel se acomodo con las personas que más amaba y volvió a cerrar sus ojos. Esta vez cayendo en los brazos de morfeo.

WanYin a lo lejos podía escuchar la voz de un mujer, voz que fue intensificandose hasta hacerse más clara y podía escucharse muy cerca.

- A-Cheng....

Esa voz la conocía perfectamente, esa voz que una vez amo y ahora no quería volver a oír.

- Jiang cheng...

- Madre...

Con cuidado se levantó y tras caminar un poco a las afueras de su habitación se encontró con su madre, quien lo miraba con adoración como cuando era un niño.

- Jiang cheng... Hijo mío.

Una de las manos de la mujer se posó sobre la mejilla del joven, dejándose acariciar mientras seguía atónito al ver a su madre frente a él.

De un momento a otro, supo que algo estaba mal cuando esa dulce mirada se fue convirtiendo en una de rencor y decepción.

- Jiang Cheng, pensé que después de todo lo que hicimos tu padre y yo serias alguien, pero ahora no eres nada. Solo un simple esclavo sexual.

- Mamá, no es así, yo...

- Pensé que al darte a luz traerias dichas al reino, pero lo único que has hecho es traer desgracias, fuiste el más grande error.

Los ojos del doncel comenzaban a picar debido a las lágrimas que amenazaban con salir.
Él no era un error, nunca pidió nacer así.

- Madre soy tu hijo, no...

- Yo no tengo hijos como tú, tu padre tenia razón, eres una abominación que solo sirve para ser un juguete de todos los hombres aquí.... Yo no quiero un hijo como tú, que nisiquiera sirve para tener una esposa

El esclavo de Yunmeng (Finalizada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora