Capítulo 15

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—¿Es que has perdido el juicio, River Phoenix? ¿De quién se trata?

—Ya te he dicho que prefiero reservarme su nombre por...

—¿Es alguien que conozco?

—¿Qué importancia tiene eso, Keanu? Ya tengo edad para tener una aventura y suficiente cabeza para decidir cuándo estoy listo para afrontarlo.

—Creía que se trataba del hombre ideal—frunció el ceño—Y no se tiene una aventura con el hombre perfecto. Uno se casa con él, ¿entiendes? Hasta que la muerte los separe. Es así como debe ser.

—Estoy seguro de que todo el mundo al otro lado de la bahía está tomando buena nota de tus consejos. No hace falta que grites. Y no se va a casar conmigo. Al igual que tú, tiene fobia al compromiso.

—Pero tú quieres casarte—replicó Keanu.

—Bueno, seré feliz si puedo conquistarlo—dijo con indiferencia—Puedo vivir sin el matrimonio y todo lo que acarrea.

—No, River. No puedes. Además, dijiste que querías buscar un marido.

—Puedo cambiar de opinión si me apetece y ahora quiero un amante.

—Te conozco...

—No tan bien como crees, obviamente. Y deja de apretar los dientes o vas perder el esmalte. No creo que ningún hombre sofisticado se tome la molestia de enseñar a un pobre virgen los entresijos para hacer el amor como es debido, ¿no te parece? Bueno, ¿vas a ayudarme o no?

—Riv...—Keanu se llevó la mano a la sien—Un hombre siempre aspira a ser el primero en la vida de una persona. Es la fantasía de cualquiera.

—¡Qué extraño!—River cruzó las piernas—Todos los hombres quieren ser los primeros en la vida de una persona y todas las mujeres quieren ser las últimas en la vida de un hombre. ¿Cuál es el problema? ¿No crees que puedas ayudarme?

—Ayudarte... ¿a qué?

—Pues a conquistar al hombre perfecto.

—Si quisiera, podría hacerlo—dijo Keanu con los ojos cerrados—Pero no lo haré.

—Apuesto a que no puedes—sonrió River y se recostó en la silla.

Keanu estaba tumbado en el sofá, sumido en la oscuridad. Tenía que pensar en todo lo ocurrido. Durante un tiempo, la tentación que había supuesto tener a River tan cerca había resultado apenas soportable. Pero había logrado controlar su reacción. Estaba esperando a que River regresara de una nueva cita. Por su culpa, Keanu no había disfrutado de una salida en semanas. Su vida amorosa se había ido al garete. Vivía con una erección permanente y empezaba a pensar que padecía priapismo. Estaba seguro de poder batir el récord de duchas frías en un día. No podía entender que River hubiera encontrado al hombre perfecto en tan poco tiempo. ¿Qué podría tener de especial para que él hubiera renunciado a sus planes de boda?

Keanu no estaba seguro de que pudiera olvidar sus propios sentimientos si River había encontrado verdaderamente al hombre de sus sueños. La sola idea de que el pudiera pertenecer a otro hombre... Pero rectificó su pensamiento. River no era un objeto y no pertenecía a nadie. Pero no quería que River estuviera con otro que no fuera él. Esa era la única verdad. Cambió de postura. Hacía nuevamente mucho calor. La puerta del balcón estaba abierta, pero el aire era caliente. Tan solo llevaba un bóxer y se había dado una ducha de agua fría. Pero no había servido de mucho. Al menos, él estaba en casa. Deseó tener la oportunidad de discutir lo que sentía con Jonathan, pero su amigo se había mostrado extrañamente cauto esos días. De hecho, su comportamiento había sido sospechosamente precavido.

My Own Private RiverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora