Capítulo 16

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—¿Estás enamorado de él?

—Sí, mucho —aseguró River.

—¿Estás seguro?

—Sin el menor asomo de duda.

—Tengo la sensación de que sé de quién se trata —dijo tras un largo suspiro.

—¿En serio? —River lo miró con interés.

—Es Jonathan.

—¿Jonathan? Pero en qué...

—¡Maldita sea, River! Es exactamente lo que había sospechado —Keanu alzó la voz—. Es un auténtico jugador.

Golpeó la encimera con el puño, pero con tan mala fortuna que su mano aterrizó sobre el cartón de los huevos. La caja se arrugó y varios huevos se cascaron. River ladeó un poco la cabeza para mirarlo.

—Las apariencias engañan —dijo River—. Quizá no haya encontrado al hombre idoneo para comprometerse.

—Eso mismo pienso yo —Keanu se limpió la mano con papel de cocina.

—Creo que con un pequeño empujón comprenderá que está enamorado de mí.

—Si por mí fuera, le daría un empujón desde un acantilado —dijo con amargura, pero no deseaba ningún mal a Jonathan.

Se había cumplido la peor de sus pesadillas. River estaba enamorado de su mejor amigo. Habían caído sobre la ciudad todas las plagas.

—¡Eh! —River lo golpeó en el brazo—. ¿Estás en coma?

—Creo que te mereces un compromiso —dijo Keanu—. Dije que te ayudaría y pienso cumplir mi palabra.

—¿Y qué vas a hacer?

—Ya sabes que somos muy competitivos. Tú quieres un compromiso por su parte, ¿no es cierto? Si finjo que estoy interesado en ti, Jonathan alquilará un avión a Las Vegas antes de que nos demos cuenta. ¿Te parece bien?

River se quedó unos segundos anonadado. Se limpió el sudor de la frente con la mano y cerró los ojos.

—Sí, claro —sonrió—. ¿Por qué no?

—Es tarde —señaló Keanu aliviado—. ¿Por qué no te acuestas? Voy a terminar de preparar estas galletas y pensaré en cómo podemos cazar a Mister Perfecto.

Keanu sentía un nudo en la garganta que no lo dejaba respirar. Y sentía una opresión en el pecho parecida a tener un elefante sentado sobre su corazón. Comprendió que cada vez que River había mencionado a su media naranja, él había sentido un dolor agudo. Había pensado redactar una lista con los defectos de Jonathan. Había miles de cosas negativas acerca de...

Pero tuvo que admitir que Jonathan no tenía nada de malo. Habían sido amigos toda la vida y sabía que era honrado. Y si River lo amaba, era su obligación velar por sus intereses hasta que Jonathan se declarase. Aunque la idea de que Jonathan posara sus manos sobre el cuerpo de River le revolvía las tripas. Pero sabía que si no se trataba de él sería otra persona. Y no podía deshacerse de todos los cuerpos solo porque no quisiera que hiriesen los sentimientos de River.

A la mañana siguiente, Keanu entró en el despacho de su amigo de forma casual con dos tazas de café. Jonathan llevaba un traje gris marengo, corbata, zapatos relucientes y estaba sentado en su butaca, con los pies en alto, mirando por la ventana. Keanu, en vaqueros y camiseta, ya que iba a supervisar una obra, ocupó la silla vacía.

—Esa es la pose que más me gusta, Brandis.

—Hola, viejo —Jonathan se volvió hacia él y sonrió—. ¿Qué hay? ¡Oh, gracias! ¿A qué debo el dudoso placer de tu vista, un miércoles a las nueve de la mañana?

My Own Private RiverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora