Naruto creció sin saber que era ser "una princesa". Pero cuando su "Madre" murió, el entró en el palacio y tuvo la oportunidad de ver todo su futuro en un sueño. En su sueño, cuando tenía 19 años, lo subastaron al licitador que ofreció la dote más...
-Es un placer conocerte por primera vez. Mis saludos llegan tarde, soy Damian-.
Damian se acercó a la duquesa e inclinó la cabeza, manteniendo una distancia adecuada.
-Ah ... gusto en conocerte.-
Damian lo miró de reojo cuando el respondió con un tono suave.
¿Está demasiado sorprendido de no poder entender la situación actual?
No había hostilidad ni disgusto en los ojos color azulinos de la duquesa.
Tal vez aún no había ordenado sus emociones o era un actor de alto nivel. Aún no podía decidir.
Su apariencia sola era diferente de la imagen que él había imaginado. Había imaginado a un doncel lleno del orgullo y la gracia de una princesa. El era más inocente y gentil que orgulloso y gracioso.
No podía entender a la Shino que había respondido evasivamente cuando le preguntó si era bonito.
'Pero el es bonito...'
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-Mi señor, el joven maestro acaba de regresar de un largo viaje en carruaje y mencionó que le gustaría descansar-. [Kimimaro]
-Ah. Debería descansar un poco. Sé lo agotador que puede ser un viaje en carruaje. Es la hora del almuerzo, ¿ha comido?-
-... No está de humor para eso-.
-Aun así, no puede seguir con el estómago vacío hasta la noche, está en la cima de su crecimiento. Mayordomo, pídales que preparen algo agradable para el estómago y que lo saquen. También para la cena, prepare algo que se digiera fácilmente-.
-Sí, mi señor-.
El niño que había estado mirando a Naruto en silencio, inclinó la cabeza y siguió a un sirviente. Cuando el chico se hubo alejado lo suficiente como para no verlo, Naruto le agarró la cara enrojecido con ambas manos.
'¡Ah, Dios mío! ¡Tan lindo!'
¡Era un mini duque! Era la infancia del duque que Naruto no había visto. No era solo su apariencia, sino que sus expresiones rígidas y frías eran prácticamente una copia al carbón.
-Mi señor…?-
Kimimaro estaba preocupado de que su Gracia se sorprendiera, pero cuando volvió la cabeza, sus ojos brillaban.
-Dijiste que tenía ocho, ¿verdad?-
-Eso es correcto. Nació con un físico extraordinariamente enorme-
