13. La anécdota

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No pudo dormir, solo pudo dar cuentas y vueltas, cree haber dormido unas cuantas horas. Se sentó mientras intentaba no pensar, falló y solo pudo suspirar para levantarse, de todas formas no podría dormir.

Era bueno, así podría salir antes y andar por ahí, en serio no quería que llegara la hora de ir al castillo.

Para cuando se dio vuelta había cuatro personas viéndolo con sonrisas mal disimuladas.

—Buenos días, Yoshida —saludó Denki—. Ayer no te vimos, ¿dónde estuviste?

Agradecía la poca iluminación, ya que el tono rosa no pudo ser visto por los contrarios.

—Terminamos tarde, una cosa de último momento.

—¿En serio? —preguntó Hanta— ¿Y qué haces levantado tan temprano?

—No pude dormir, ¿ustedes por qué? Su turno empieza en una hora —indagó tratando de desviar el tema.

Eran buenos amigos de Katsuki, además por su comportamiento era evidente que sabían lo que pasó ayer. Seguro lo hablaron con el rubio.

—Es bueno tener tiempo de sobra —dijo el pelirrojo—. Seguro también te irás antes para estar con Bakugo.

Casi se tropieza por eso, mejor salía antes de que otra cosa pasara.

—No, iré al gran comedor, quizás ya tengan algo de desayunar.

—Podrías desayunar con Bakugo, no creo que le moleste.

—No debe estar despierto aún, ayer se debe ir a dormir tarde, deberá sentirse cansado.

—¿Qué tanto hicieron? —preguntó el rubio.

—Trabajo, eso, ya se los dije.

—¡Ay, ya! —interrumpió Mina— Dinos, por favor, todos aquí sabemos de lo que hablo.

–Si ya saben, no tiene caso preguntarme —murmuró desviando la mirada.

Pronto todos los demás se le abalanzaron riendo ante su respuesta.

—¡Sabía que dirías que sí!

—Mi hermano debe estar muy contento.

—¿Cómo fue? —cuestionó Kaminari— ¿Qué te dijo? Hombre, quiero detalles.

—Estamos felices por ti —comentó Sero aún con su brazo por los hombros del menor—, sorprendidos no porque ya lo sabíamos, pero aún así es emocionante.

Una cálida sensación lo embargó en ese momento, se sentía tan bien estar acompañado de esos cuatro.

Después de más palabras, los varones empezaron a prepararse para su día. Shoto estaba a punto de salir pero fue detenido por una voz femenina.

—¿Te pasa algo? Te notó raro.

—Bueno, ¿nervioso? No sé qué quieres decir.

Ella negó mientras se acercaba para tomar su mano y acariciarla mientras lo veía con cariño.

—¿Qué te pasa?

Esa chica no dejaba de sorprenderlo, en el tiempo que estuvo con ella se dio cuanta de lo perspicaz que puede ser.

Se da cuenta de tantas cosas, Ashido fue una de sus preocupaciones cuando llegó por esa habilidad para darse cuenta de las cosas.

Aún recuerda algunas noches donde lo acompañó mientras miraban por la ventana, ella no preguntó, solo se sentó en el sofa mientras le decía que estaba bien sentirse mal.

No fue como con Mitsuki o Katsuki, pero también lo hizo sentir acompañado.

—No sé cómo decirlo —respondió—. Es demasiado difícil.

Batalla CardinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora