10. Cariño paso a pasito

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Era difícil saber cómo procedería para poder cumplir su nueva meta, antes tenía que encontrar debilidades, y lo hizo, pero ahora necesitaba algo para comprobar que había algo raro.

Su historia no era suficiente, aunque esta ayudó a cambiar su panorama, contarle esto a su padre no cambiará nada ya que creería que la inventaron; como él imaginó en un principio.

No tenía tanto tiempo, recordaba la carta que se le sería enviada. Era seguro que no descubriría nada para cuando eso pase.

—Bakugo, ¿puedo ir al comedor del pueblo? —preguntó cuando el rubio indicó que era hora de la comida.

—¿A qué vas?

Hace tiempo que compartían la comida, eran contadas las veces que habían ido hasta el pueblo.

Era algún tipo de rutina, ya que terminaban su trabajo y comían juntos, luego continuaban con los pendientes.

—A nada en particular, solo quiero ver si Gran Torino quiere comer conmigo —excusó.

Al principio estar dentro del castillo era lo mejor, pero creía que para esto quien podría ayudarle verdaderamente era ese anciano.

No podía llegar con los reyes y preguntar cosas en concreto, aunque se llevaban bien y Mitsuki había dicho que no había problemas en que hablaran.

Katsuki era muy joven cuando todo inició, Torino en cambio le daría información, al menos algo, y podría preguntar todo con detalle sin parecer sospechoso.

—Te acompaño —se invitó levantándose.

—Prefería ir solo —cortó, haciendo que el otro detuviera de sus pasos—. Puedes ir con tus padres, se sentirán contentos de que los acompañes. ¿Entonces?

Bakugo se quedó un poco callado. Quizás se había acostumbrado mucho a su compañía, tanto que se sentía extraño pensando en no tener la presencia del otro.

—Sí, haz lo que quieras —habló dándose la vuelta para salir del cuarto—. No llegues tarde.

[...]

Katsuki entró al comedor donde estaba los reyes, sentándose para que se les fuera servido, igual que ellos tomó asiento.

La mesa era grande, pero estaban cada uno al lado de Masaru, que estaba en el extremo.

—¿Qué haces aquí? Pensé que estarías con Sho.

Agradecieron cuando los empleados terminaron de poner todo en la mesa.

—Fue al pueblo.

—¿Pasó algo? —cuestionó el pelicastaño.

—No, fue con Gran Torino, vendrá cuando termine.

—Me sorprende que no lo hayas acompañado —comentó la rubia.

—No quiso.

Masticaba algo fuerte mientras solo miraba su plato con el ceño hacia abajo.

Debía tener algo que preguntarle al hombre, pero el mismo podría responder cualquier cosa. Tal vez estaba pensando de más, de todos modos Torino se hacía amigo muy fácilmente de cualquiera.

O puede ser que se cansó de hacer lo mismo y quiso cambiar esta vez, pero si no era aburrido, siempre tenían algo de que hablar. Aunque no lo hubiera el silencio no era incómodo.

—El tiempo es interesante —dijo de pronto Mitsuki.

El joven volteo a mirarla, viendo que su madre estaba sonriendo y su padre también mirándolo.

Batalla CardinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora