12. La Luna como testigo

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Estaba parado a un lado de la puerta mientras la familia Bakugo trabajaba en unos papeles que habían llegado apenas.

Se notaba un pequeño montículo de ellos, mientras pasaba en tiempo iba disminuyendo pero la concentración de los reyes era continua.

—Lleva esto al jefe de la guardia —ordenó Masaru a su hijo—, ya sabe qué hacer.

El muchacho se levantó y tomó los documentos, asiendo una seña con la cabeza al pelinegro le dijo que lo acompañara.

El jefe estaba es las puertas del pueblo, tenían un camino largo para poder llegar. Shoto no sabía nada de lo que estaban haciendo. Ese día llegó y le dijeron que los reyes y el heredero estaban en la oficina del hombre, que fuera allá.

Durante una hora solo estuvo ahí mientras la familia firmaba, revisaba y pasaba hoja tras hoja. No pidieron su ayuda a pesar de que se veía el exceso de trabajo, quizás era confidencial o algo así.

—¿Para qué son? —preguntó antes de subir a si caballo.

Al parecer el tiempo les apretaba, todas las veces lo hacían caminando. Shoto usaba el caballo con el que llegó mientras que Katsuki uno marrón oscuro, ambos animales ya empezaban a cabalgar.

—Son los permisos de los mercaderes que pueden entrar. Empezaran a llegar hoy en la tarde.

Suponía que los gobernantes querían asegurarse por ellos mismos que todo estuviera en orden. Entendía eso, su padre en varias ocasiones no quiso nada de ayuda en esos temas, si la tenía revisaba todo dos veces.

Durante el camino no volvió a decir nada. Se suponía que entre esas personas vendría la que le daría la carta.

[...]


Un peliverde andaba por los pasillos junto a un joven rubio, en poco tiempo tenía que regresar con su padre así que quería tener unos momentos con él.

Era increíble como había pasado tanto tiempo sin poder tener comunicación con si querido amigo, se sentía extraño no haber intercambiado palabras por esos meses.

—El hombre estará solo unos días, ¿qué cree que pase?

—Espera de todo —contestó Keigo—. Lo único que te pudo asegurar es que esta familia necesita esa carta, contenga lo que contenga.

—Keigo-Kun, sea honesto conmigo, ¿cómo cree que está Shoto-Kun?

El muchacho detuvo su andar antes de volverse al menor con una sonrisa.

—Algo me dice que tuvo éxito, puede ser que las cosas avanzan lento o se complicaron y por ello se retrasó.

—Ya veo —murmuró tocando su barbilla pensando en las posibilidades—. Por cierto, ¿Sabe cómo están Natsu-Kun y Fuyumi-San? El rey Todoroki y Touya-San parecen un poco más calmados que antes, quisiera ver a los otros príncipes.

—Antes de la reunión los vi en los establos, no sé si seguirán ahí. Pero Fuyumi también está mejor, Natsu aún se siente un poco mal.

[...]

—Hola, Izuku —saludó el albino saliendo del establo con su hermana sujetando su brazo.

—Buenos días a los dos —dijo haciendo reverencia—. En poco tiempo me tengo que ir, quería venir a verlos y saber su estado.

—Estamos tranquilos —habló la chica—, entre todos nos hemos ayudado. Pero cuéntame de ti, seguro también te emociona saber de nuestro hermano.

Asintió mientras se dirigían al salón para tener un pequeño bocadillo, el pecoso podía ayudar a levantar su ánimo y era bueno regresarle un poco de eso.

Batalla CardinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora