22. ...repárate para la guerra

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Seguían avanzando, en un día más estarían llegando a la mitad de su camino. Natsu y Touya supervisaba que todo el batallón estuviera como se requería.

Enji miraba hacia el frente, sin poder evitarlo recordó a Shoto. Cuando supo de la aventura que tuvo con ese Bakugo le pareció imposible, si no se lo hubiera contado su hijo nunca lo hubiera considerado.

En ese momento tenía un pequeño arrepentimiento de dejarlo, era el rey, tenía mayores posibilidades de no vivir después de lo que harían.

Era imposible no pensar de forma negativa, se estaba arrepintiendo de tantas cosas que hizo y de las que ko pudo hacer.

Le hubiera gustado ver a Touya subir al trono, a Natsu casarse con su novia y a Fuyumi encontrando a un buen muchacho que supiera valorar todo lo que la chica era.

Quería lo mismo para su hijo menor, le hubiera encantando incluso que se juntara con el hijo de Toshinori, pensó que eso pasaría después de verlos, Izuku era un chico que congeneaba con el bicolor.

También le pesaba saber que se fijó en alguien con quien no podría estar.

Su hijo debía de estar consumido por tanto dolor, aún más al saber qué pasaría en unos días.

—Si vivo, prometo hacer todo para que sean felices —murmuró.

[...]

Ahora estaban rodeados por una circulo de guardias, Shoto vio como Kirishima y los demás intentaron ser quienes lo supervisarán pero se les negó eso.

Después de que Katsuki dijera sus palabras, se había ido junto a su padre y el moreno hasta la carpa que tenían.

—Shoto-San, disculpe que hable pero, ¿de verdad usted y el príncipe del Sur? —murmuró la chica.

Estaban todos de espaldas, recostados entre ellos sin poder mirarse a menos que giraran su cuello. Sus manos fueron atadas en su espalda.

—Yo también quiero saber —secundo Iida.

Suspiró, los guardias contrarios estaban cerca pero ya no importaba, ya nada lo hacía.

—Sí, él y yo salimos durante unos días antes de que supieran mi identidad.

Estaban amarrados, pero pudo sentir como una una mano tomaba la suya en modo de apoyo, así apretó el agarre de Yaoyorozu.

—Lamento haberlos arrastrado.

—Somos amigos, ¿no? —contestó el chico— No lo hubiéramos dejado solo incluso si sabíamos que esto pasaría.

Solo acarreaba dolor y sufrimiento a donde iba, la culpa lo estaba matando lentamente y no sabía qué hacer para detenerla.

—Shoto-San —llamó la mujer.

Siguiente a eso vio como los soldados que lo rodeaban se iban, también escuchó como otros pasos se acercaban.

—¿Qué pasa? —preguntó.

Llegó a ver como dos guardias que conocía a la perfección se posicionaba delante de él para luego tomarlo por los brazos y pararlo.

—El rey quiere tu presencia —habló Sero mientras lo llevaban.

Miró por última vez a sus amigos antes de girarse a mirar a Kaminari cuando ya estaban un poco más alejados de los soldados.

—¿Que les harán? —susurró.

—No sabemos nada. ¿Por qué no huyeron? Pudieron burlar al jefe Takagi.

—Debiste quedarte en tu castillo —regañó el pelinegro.

Había personas que no despegaban la vista del bicolor, así fue hasta que llegara a donde estaban dos hombres.

Batalla CardinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora