17. Suerte, la necesitarán

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Era noche, quizás por más de la mitad del turno de guardia de Kirishima según lo calculaba Shoto.

Después de eso vienen otros soldados que no conoce para el turno de terminar la noche y la madrugada.

Aún le dolía un poco la cabeza por llorar, pero se sentía tan desinteresado en todo. Durante todo el día se la pasó sentado en esa cama, comió solo porque Sero insistió mucho

No entendía porqué se preocupaba tanto, debe ser para mantenerlo en una mínima buena condición para lo que sea que lo vayan a usar.

Solo se dedicaba a mirar el cielo estrellado sin pensar en nada, era una condición extraña pero tranquila y al mismo tiempo sofocante.

Pero su atención fue capturada cuando otras cuatro personas entraron en su visión.

—Arriba, muchacho —le dijo Torino—, los sacaremos de aquí.

Se levantó al igual que Mizushima hasta los barrotes con una mirada de confusión.

—¿Qué?

Los cuatro jóvenes guardias se juntaron mirándolo.

—Te vamos a ayudar —repitió Kaminari.

—¿Por qué? No entiendo.

El anciano se acercó a su celda para abrirla con unas llaves que sacó de su bolsillo, luego hizo lo mismo con la del pelinegro.

Pero Todoroki no salió, solo miró a los soldados creyendo que eso no estaba pasando.

—Solo sabemos que queremos hacer esto —habló Hanta.

—Hemos oído al menos un poco de lo que nos has hablado —comentó Ashido—, no sabemos cómo pero sentimos que debemos hacerlo.

—También todos aquí sabemos de lo que le has dicho al rey y a Bakugo —agregó el pelirrojo.

Se sintió avergonzado ante eso, ya lo suponía.

—Esperamos que todo lo que hayas dicho sea verdad.

—Cada palabra lo es —dijo con convicción.

Gran Torino les dio una mirada tranquila a los guardias mientras le tendía una capucha.

—Es de noche, pero eres llamativo, es mejor asegurarnos.

—¿Cómo consiguieron las llaves? —preguntó mientras se la ponía y tapaba bien sus hebras.

—Tengo acceso a cada una las de repuesto.

—¿No se meterán en graves problemas por esto? —cuestionó mirando a sus amigos.

—Mientras nadie se entere, estaremos bien —contestó Sero.

Fue escoltado junto al hombre por los otros, no fue difícil por algunos árboles que estaban en el lugar. Afortunadamente la seguridad no máxima en ese sitio por los muy pocos presos, confiaban en que dos guardias bastaban.

Y esos dos guardias eran aquel que estaba dentro y otro afuera, los cuatro se turnaban y eso hizo más fácil todo

—No hay otra opción —dijo Torino cuando llegaron al final de la muralla que estaba muy por detrás de castillo—, usen los árboles para saltar.

Había algunos por ahí, tenían que tener mucho cuidado para hacerlo.

—¿Cree poder? —preguntó Todoroki a Mizushima.

—Sí, no tengo problema.

—Del otro lado está un caballo —informó Kaminari—, cuando hice vigilancia me aseguré de dejarlo fuera.

Batalla CardinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora