The Fairy Slayer

CAPITULO 24: LA ESTRELLA DE 12 PUNTAS

 Una oleada de poder inundo el estadio. Todo el mundo era consciente de lo que estaba a punto de producirse delante de sus ojos y la tensión se notaba a kilómetros.

Bum-Bum

Otra vez el estraño latido inundo mis oídos. Parecía que la persona que lo tuviera, quisiera que yo lo escuchara, como si estuviera avisándome de algo, o a lo mejor era al revés.

Sin dejar que los sentimientos me nublaran, levante la mirada desafiando con ella a mis dos oponentes. Lisanna, la chica que me había destrozado la vida, y Satsujin-sha, el chico con el que tendría mas de dos palabras por haberse atrevido a meterse con mis amigos, y no solo con Bosheit, sino con Levy, Gajee, Juvia, y todo Fairy Tail.

Dieron orden de empezar, pero ninguno de los dos bandos nos movimos, con el cuerpo en tensión y la mente abierta para cualquier caso. Nos estudiábamos con atención, detectando los puntos fuertes y los débiles de nuestros adversarios.

La primera en atacar fue Lisanna, que no podía estarse mas tiempo quieta y sin hacer nada. Con su transformación mas básica (una tigresa) atacó a Erza y le proporcionó una serie ataques con sus garras poco limadas. Como era de esperarse, Erza esquivó todos los ataques y respondió de la misma manera pero con mas potencia.

Mi instinto Slayer me dijo que tenia algo detrás de mi. Me giré a la velocidad de la luz y levanté la pierna en un angulo de 175º parando la patada de Satsujin-sha. Nos lanzamos una mirada de odio, nuestros puños se envolvieron de magia, el mio de luz, y el suyo de sombras. Los ataques chocaron de forma brutal creando una explosión de magia que izo temblar el suelo y creó una gran nube de polvo.

El polvo no nos impedió seguir peleando, a cada uno nos rodeo un aura de magia capaz de destruir un continente entero, nuestros cuerpos chocaban mientras nos atacábamos mutuamente creando grandes explosiones. Nos retábamos con la mirada. Parecía que nada nos envolviera, estábamos tan metidos en la pelea que no nos importo destruir el balcón de los jueces, ni espantar a la mitad del estadio, ni que Erza ganara con un solo golpe en la cabeza a Lisanna. Solo existimamos el, yo y el echo de despertar o no a Mab. Pero una cosa estaba segura, aun no habíamos despertado nuestro verdadero poder.

Mi patada envuelta de luz quedo agarrada por su mano rodeada de sombra, para esquivar su siguiente ataque gire sobre mi misma, haciendo que el girara conmigo y se mareara, cosa que aproveche para golpearle la nuca, pero el se levanto rápidamente. Me miro un momento y note un pinchazo un el trasero y un calor procedente de la marca de Fairy Slayer en el ojo tapado por mi flequillo.

Satsujin-sha sonrió enseñando sus asquerosos dientes y sus ojos brillaron como si hubiera descubierto la solución del Teorema de Pitagores. Lo mire con los ojos entrecerrados intentando entender el porque de ese brillo.

Entonces ocurrió algo que me dejo aturdida unos momentos, para después bullir de rabia. Cogió a Lisanna del cuello y empezó a ahogarla. La chica se quedo con los ojos muy abiertos mirando a Satsujin-sha como si fuera un fantasma. Erza intento hacer algo pero las sombras la rodearon y la distrajeron. Mire a Lisanna un momento, dudando, la salvaba? Lisanna debió ver la duda en mis ojos porque de inmediato se alarmó.

-La salvarías? A la persona que te produjo dolor y te obligo a abandonar tu preciado gremio? -decía Satsujin-sha- Salvarías a la persona que te arrebató a tu amor? Piensatelo bien, ella esta indefensa ahora mismo, ella te quito a Natsu, a todo lo que era antes tu mundo, te arrebató a tus amigos, a tu gremio, el sitio que tendría que ser tuyo por derecho porque se supone que ella tenia que estar muerta. Dime Lucy Heartfilia, matarías a Lisanna?

Se oyó un gemido de sorpresa que recorrió todo el estadio, a continuación todo el lugar empezó a hablar en susurros, y en todos ellos se oía mi nombre. Note que el calor me corría por la venas y me ponía roja de rabia, pero entonces lo entendí, eso era lo que quería, que me enfadara, el quería controlarme como lo había echo con el resto. Cerré los ojos un momento, deshice los puños y abrí los ojos que lo mas seguro fuera que los tenia por completo dorados, sin una pizca de chocolate.