Capítulo seis
19 de Julio.
Los Ángeles, California.—Se supone que debo ir a casa de Matthew y no sé cuánto tiempo estaré, ¿podría Anna cuidar a Char un poco? –dijo Nathan por teléfono a James.
—La llamaré y le preguntaré, ¿dónde está Alice?
—En una reunión de trabajo.
—Oh, genial. Te enviaré un mensaje de texto y te haré saber lo que dice Anna.
—Gracias, nos vemos pronto –Nathan colgó el teléfono y fue a la sala de estar para encontrar a Char. —¿Tu chaqueta?
Ella se levantó y la agarró de la silla, poniéndosela con un poco de la ayuda de Nathan. Mientras Char se ponía los zapatos, escuchó el tono de mensaje de su teléfono sonar y lo cogió.
Anna Gutiérrez:
¡Hola Nathan!
Estoy libre todo el día,
así que trae a Char
cuando quieras :)Nathan:
¡Hola! Muchas gracias,
estaré en 15 para dejarla.Nathan metió el teléfono en su bolsillo y se inclinó hasta la altura de Charlie. —Vas a salir con la tía Anna mientras yo trabajo en casa del tío Matthew. ¿Suena bien?
La pequeña saltó con emoción y le sonrió a su papá. —¡Sí! Ella siempre juega a las princesas conmigo.
Nathan sonrió y la levantó, plantándole un gran beso en la mejilla. Ella envolvió sus pequeños brazos alrededor de su cuello y se rió.
—Te amo, calabacita –dijo Nathan en voz baja.
—Yo también te amo papá –dijo y se dirigieron al coche.
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Nathan entró en la casa de Matthew y siguió el sonido de la música que venía del pasillo. Entró al estudio de Matthew, donde hizo ritmos y grabó demos de posibles canciones.—¡Ahí está! –Matthew exclamó y se puso los auriculares.
—¿Qué pasa hombre?
—Esto –dijo Matthew, entregándole los auriculares a Nathan. —Escucha esto y dime lo que piensas.
Nathan se los puso y escuchó la pista que Matthew le puso, le encantó y podrían hacer una buena canción con ella. Movió a un lado el auricular. —Hermano, esto es fuego. ¿Se lo has mostrado a todos los demás?
Matthew se reclinó en su silla y sonrió. —Sí, les envié la grabación y están entusiasmados.
El puño de Nathan golpeó a Matthew. —Esto va a ser genial.
Los chicos empezaron a buscar a tientas combinaciones de letras y diferentes armonías antes de que un momento de silencio cayera sobre ellos.
—Espera, ¿por qué querías que venga yo y nadie más? –preguntó Nathan.
Matthew suspiró. —Quería hablar contigo sobre algo y no quiero que te pongas a la defensiva conmigo.
Nathan se reclinó en su asiento y apoyó los brazos en la silla. —Soy todo oídos.
—¿Alguna vez le vas a decir a Alice que la amas?
—Matthew, escucha…
—Hermano, hablo en serio. Ella ha sido tu mejor amiga durante años, y tiene un papel muy importante en la vida de Char. Has estado cerca de siempre, y no sé qué te detiene.
Nathan se miró los zapatos y dio unos golpecitos con el pie. Se mordió el labio inferior tratando de organizar sus pensamientos. —Tienes razón, ella es mi mejor amiga. Y ella es tan importante para mí y para Char, ella necesita Alice. Me temo que si le digo y ella me rechaza, estaré arruinando nuestra amistad. Más lo que es más importante, estaré arruinando lo más parecido a una madre que ha tenido Char –admitió.
Matthew negó con la cabeza. —No, amigo, veo la forma en que te mira. Ambos sabemos que la haces feliz y ella te ama. No pierdas esta oportunidad.
Nathan le dio una pequeña sonrisa y asintió con la cabeza.
—Gracias, Mat –dijo y Matthew le dio una palmada en la espalda.
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Después de salir de la casa de Matthew, Nathan recogió a Char de Anna y condujo de regreso a su casa.
—¿Papá? –Char lo llamó.
Nathan la miró a través del espejo retrovisor. —¿Si calabacita?
—¿Alice se quedará a dormir esta noche?
—No lo creo, cariño. Quizás mañana –miró de nuevo a la carretera y luego a ella de nuevo, un pequeño puchero formándose en sus labios. Él hizo un puchero en respuesta y ella arrugó la nariz. —Oye, no te pongas descarada conmigo Charlotte –la regañó levemente y ella se cruzó de brazos, volviéndose para mirar por la ventana.
Ella lo ignoró el resto del viaje a casa y rechazó su ayuda para quitarse la chaqueta.
—¿Qué quieres para cenar? –preguntó y ella apartó la mirada de él.
—No quiero cenar –respondió.
Nathan no tenía ganas de discutir. —Char, tienes que cenar.
—No. No lo quiero –dijo y se cruzó de brazos.
—Ve a sentarte a la mesa o te vas directamente a la cama –advirtió Nathan y ella se acercó a la mesa. Sin volverse, le gritó —Charlotte Maeve.
—¿Qué? –dijo ella con descaro y él dejó caer la olla en el fregadero.
—Ve a tu habitación. Iré a buscarte cuando la cena esté lista –él dijo y ella se levantó dramáticamente, pisando fuerte todo el camino hasta tu habitación.
Nathan se apoyó en el mostrador, suspiró y sacó su teléfono. Tocó el contacto de su ángel y llamó, esperando que conteste cuando suene la línea.
Hola, soy Alice. ¡Por favor, deja un mensaje y le llamaré de nuevo!
Hola, holaaa!!!
¿Acaso todos saben menos ellos dos? Síp. ¿Char se enoja fácil? También.
Nos leemos mañana rockstars.
Abrazo de oso,
Agosto.
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Angel ©
RomantizmAlice y Nathan. Al contrario de lo que pensaban los medios, no se habían dedicado a nada parecido a lo que se esperaba. Ambos habían construido sus reputaciones fuera de la sombra de sus padres, y era tan común verlos juntos que la prensa ya no se m...