Capítulo dos
Hace 10 años
Los Ángeles, California.Nathan y Alice se encontraban paseando. Era domingo y ya habían hecho toda su tarea, por lo que habían decidido salir a dar un paseo.
Como Nathan le había prometido, se habían convertido en mejores amigos. Lo hacían todo juntos, desde tomar clases, hacer tarea, mirar películas, pasear. Nathan no había dejado a su ángel sola nunca, tal como lo había prometido.
Alice se encontraba sentada con las piernas cruzadas mientras leía un libro, mientras que Nathan estaba recostado en el pasto del parque al que habían llegado.
Alice, absorta en su lectura, no se daba cuenta de las miradas que le echaba Nathan.
Mientras la miraba, Nathan de repente se dio cuenta de lo hermosa que era, ya lo sabía desde antes pero ahora resaltaba más que nunca.
Su cabello ondeaba descuidadamente con el viento, suave y oscuro a la luz del sol. Tuvo el impulso más extraño de tocarlo, de extender la mano, de ver si era tan suave como parecía.
Los labios de Alice se curvaron en una leve sonrisa que parecía irradiar calidez. Nathan se preguntó en quién o en qué estaría pensando, y sintió que los latidos de su corazón saltaban cuando la imaginó sonriéndole.
Ella era feliz, libre y cada parte de su ser parecía ser un misterio esperando ser descubierto. Le parecía una locura que nunca antes se hubiera dado cuenta de cómo sus ojos eran de un tono marrón claro si el sol los iluminaba, o cómo su risa sonaba como si fuera verano.
Habían sido amigos durante tanto tiempo y, sin embargo, él nunca la había mirado realmente como la estaba mirando en ese momento.
Se encontró mirando, desesperado por saber más.
Alice notó su mirada fija. —¿Qué estás mirando? –preguntó ella, finalmente sacando a Nathan de su aturdimiento.
Nathan no tenía palabras. ¿Por qué de repente Alice lo puso nervioso? Habían sido amigos durante años. Se suponía que los amigos no debían ponerse nerviosos.
—Um... tú... tienes un mechón de cabello para cualquier lado –tartamudeó.
Nathan extendió la mano, pero se detuvo.
¿Los amigos hacen eso? De repente no lo supo.
Ella negó con la cabeza en un intento de arreglar su cabello, lo que hizo que el corazón de Nathan se acelerara.
—¿Está bien ahora? –preguntó Alice con tanta naturalidad, como si todo no hubiera cambiado de repente.
—Sí. –él respondió, consciente de cómo sonaba su voz, de cómo sus dientes estaban torcidos, de lo completamente hermosa que era ella. —Sí, todo está bien ahora.
¿Se atrevió a decirle que era hermosa? No, eso podría arruinarlo todo.
Nathan decidió que tal vez ese sentimiento pasaría, que tal vez mañana ella volvería a ser su mejor amiga, y no una chica que le dificultaba respirar.
Quizás, esa epifanía fue temporal; tal vez, se olvidaría.
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Con el paso de los meses, Nathan no se olvidó.
En cambio, se encontró pensando en ella hasta altas horas de la noche, con la esperanza de que existiera la posibilidad de que se durmiera pensando en él. Se encontró haciendo listas en su cabeza de lo que la hacía reír, para poder escuchar si risa cada vez más.
Se encontró incapaz de apartar la mirada, incluso si ella estaba leyendo un libro descuidadamente; a veces, especialmente entonces no podía borrar su belleza de su mente.
En el momento en que la miró desde esa perspectiva diferente, no pudo retroceder.
Después de verla libre y hermosa, nunca más podría mirarla con indiferencia.
Hola, holaaa!!!
Segundo capítulo y sigue siendo del pasado junto con el tercero.
Nathan es un softie y eso es mi parte favorita de él.
Sigan leyendo porque hay doble actualización rockstars!!!
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Angel ©
RomanceAlice y Nathan. Al contrario de lo que pensaban los medios, no se habían dedicado a nada parecido a lo que se esperaba. Ambos habían construido sus reputaciones fuera de la sombra de sus padres, y era tan común verlos juntos que la prensa ya no se m...