Capítulo dieciséis
12 de Agosto.
Los Ángeles, California.—Te envié por fax copias de todos los documentos oficiales y detalles del caso en el caso de que alguna vez los necesite para el futuro, pero tengo la sensación de que todo irá bien. Felicitaciones, Sr. Denari –dijo el abogado de Nathan por teléfono.
Nathan dejó escapar un suspiro de alivio y trató de contener su emoción hasta que terminó la llamada. Después de casi dos semanas esperando esta llamada, finalmente llegó.
—Muchas gracias, aprecio todo lo que has hecho por nosotros Scott.
—Por supuesto, cuida de esa niña. Llámame si necesitas algo.
Una vez que colgó, Nathan corrió escaleras arriba y entró en su habitación. Saltó a la cama junto al cuerpo dormido de Alice, el movimiento repentino la despertó de un tirón.
—¡Ah! Nathan, ¿qué diablos? –gimió, sentándose y apartándose el pelo de la cara.
—Scott acaba de llamar. Oficialmente tengo la custodia total de Char –dijo, con una sonrisa radiante en su rostro.
Alice no pudo evitar reflejar esa sonrisa, su rostro se iluminó con sus palabras. —¿Hablas en serio? ¡Nathan, oh Dios mío! –gritó, lanzándose sobre él.
Nathan cayó hacia atrás en la cama, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de Alice y sosteniéndola encima de él. Alice besó todo su rostro y terminó en sus labios, besándolos repetidamente.
—Sabía que todo saldría bien. Estoy feliz por ti, cariño –dijo Alice, chocando su nariz contra la suya.
—Debería estar acostumbrado a que siempre tengas razón ahora –bromeó.
—Llama a los chicos, empezaré a preparar el desayuno –dijo ella, besando su nariz y rodando fuera de él.
Era sábado, así que Char seguía durmiendo hasta tarde, lo que le dio tiempo a Nathan para llamar a los chicos y ponerlos al tanto mientras preparaban una comida para los tres.
Alice vertió la mezcla para panqueques en la plancha y escuchó múltiples llamadas telefónicas alegres mientras él llamaba a cada uno de sus compañeros de banda para contarles las buenas noticias.
Por último, llamó a Hanna, curioso por ver qué tan rápido podría llevarlos a los tres y a los chicos en un avión a Europa.
Una vez que Char se despertó y bajó a desayunar, los tres se sentaron y hablaron sobre el plan para la próxima semana.
—Así que tenemos mañana y el lunes para empacar. Nuestro vuelo es el martes, bastante temprano en la mañana –Nathan explicó y tomó un sorbo de su jugo. —Nos reuniremos con los chicos en el aeropuerto unas horas antes del vuelo. Ya tenemos pasaportes para los dos ya que pensamos que nos íbamos antes, así que eso está arreglado. Todo lo que tenemos que hacer ahora es empacar.
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Angel ©
RomantiekAlice y Nathan. Al contrario de lo que pensaban los medios, no se habían dedicado a nada parecido a lo que se esperaba. Ambos habían construido sus reputaciones fuera de la sombra de sus padres, y era tan común verlos juntos que la prensa ya no se m...