CAPÍTULO CATORCE.

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Luego de una siesta de unas dos horas despertó con Eiden a su lado.

- ¿Qué? – y la empujó de la cama haciendo que caiga y se la lastime la muñeca - ¡Aida! ¡¿Qué haces?! ¡Déjame salir! – ordenó Eryx en su cabeza, pero Aida la ignoró mientras miraba a su hermana llorar en el suelo.

- ¿Qué pasó, hija? – preguntó Eric entrando a la habitación. 

- Se cayó de la cama – afirmó Aida mintiendo.

- Oh… - y se sentó en la cama junto a Eiden – ¿Te duele la mano? – y acarició su cabeza.

- Si… caí sobre ella… - aclaró entre lágrimas.

- Pobrecita, vamos a ponerte hielo – y se la llevó.

Aida suspiró molesta y se acostó a jugar juegos con el celular.

- ¿Qué te pasa? – preguntó Eryx en su cabeza algo molesta – La gente cambia, ¿O no? – aclaró Aida y siguió jugando – Si… pero le hiciste daño a Eiden – afirmó Eryx – No me interesa – respondió fríamente Aida, para salir de la habitación y avisarle a sus padres que iría a caminar.

Mientras caminaba notó muchos carteles de gente que estaba a favor de los asesinatos que cometía Eryx o “el ángel justiciero” como le dicen ya que no sabían quién era, y otros que apoyaban el Estado, era un gran debate y todos los días se ponía más y más violento.
Mientras caminaba una chica, desesperada se le lanzó a Aida, se aferró a ella.

- ¡Por favor, ayúdame! – rogó entre lágrimas, con ropa sucia y rota. Pero Aida solo la miraba de arriba abajo con una mirada seria que demostraba que no le importaba lo que le estaba pasando a esa chica - ¡Por favor, mí novio me secuestró y me violó, me torturó! Por favor… -

- Aida… déjame salir – ordenó Eryx ya que sabía que Aida no haría nada para ayudarla – Ok – respondió, cerró los ojos para abrirlos y mirar a esa pobre chica, estaba extremadamente herida, con cortes, quemaduras y golpes. - ¿Dónde vives? –

- ¿Qué? – y aquella chica la miró confundida.

- Dime dónde vives, voy a llamar una ambulancia y mientras vas hacia el hospital yo iré a la policía – afirmó.

- Gracias… de verdad… gracias… vivo en la calle Lucía 1344 –

- Genial – y llamó una ambulancia, esperó junto a esa mujer unos minutos, cuando aquel vehículo llegó y se llevaron a la mujer ella se dirigió a la dirección donde la mujer le dijo. Caminó durante unos veinte minutos, al llegar tocó la puerta y un hombre abrió, apestaba a alcohol y a marihuana. – Hola… mí vehículo se averió ¿Le molesta si espero en su casa? –
Aquel hombre la miró de pies a cabeza con una mirada morbosa y le sonrió.

- Claro, pasa –

Al entrar a la casa lo miró y sonrió falsamente.

- ¿Tiene guantes? Es que… Odio los gérmenes – dijo algo asqueada.

- Emm… si, si – y se dirigió al baño donde tomó unos guantes de látex y se los dio.

- Gracias – y se los puso para suspirar aliviada y lo tomó del cabello para arrastrarlo hacía la pared y golpearlo, dejándolo aturdido, al caer al suelo lo tomó del pie y lo arrastró buscando su habitación, al encontrarla lo cargó y lo acostó en la cama, buscó en el armario que estaba en frente de la cama, algún tipo de tela, encontró varias bufandas que eran de la mujer así que las tomó y con eso lo amarró en la cama.

- ¿Qué quieres? – preguntó algo aturdido y asustado.

- Déjame pensar, necesito tiempo para pensar – aclaró de manera sarcástica mientras caminaba a la casa, se dirigió a la cocina, pero vio apoyada en la puerta de lo que parecía ser un patio trasero, unas tijeras para podar arbustos, la tomó y se dirigió a la habitación – Solo que estoy cansada de violadores y gente como tú – y le bajó los pantalones – Ay y se supone que eres hombre, eso es un maní – dijo en un tono burlón.

- ¡Cállate perra! – y se zamarreó enojado intentado soltarse.

- Uy, uy el maní se enoja – y rio.

- ¡Que te calles! –

Eryx lo miró y tomó la tijera de podar.

- Será difícil cortar tu maní, es muy pequeño – y rio.

- ¡¿Qué?! No, mujer no –

- Si, mujer si – y le puso un par de medias en la boca y luego le cortó el pene, aquel hombre se ahogó en su propio grito, sentía un enorme dolor.

Luego con la misma tijera le cortó varios dedos de la mano, se reía mientras lo hacía. Y antes de matarlo hizo su firma en la pared y luego le cortó el cuello con uno de los filos de la tijera. De fue de la casa, guardando los guantes en el bolsillo de su pantalón y luego fue a casa, al llegar abrazó a su madre.

- ¿Estás bien, Aida? – preguntó su madre acariciando el cabello de su hija.

- Soy Eryx – afirmó.

Eris suspiró aliviada y la abrazó fuertemente.

- Perdona por alegrarme de que seas tu y no ella –

Eryx estaba algo sorprendida por el comentario, pero feliz, la abrazó fuertemente y luego fue al baño a lavar los guantes para luego usarlos si era necesario, los guardó en el cajón de su ropa interior, suspiró y Eiden entró a la habitación buscando un juguete.

- Hola Eiden – y le sonrió.

- ¿Eryx? – preguntó con algo de miedo.

- Si… -

La niña corrió a ella y la abrazó con fuerza.

- Al fin estás de nuevo – y sonrió para salir a jugar.

Eryx suspiró y se acostó en su cama, habló con Alex anunciado que ella estaba de vuelta, así que Dominik también volvió. Comenzaron a hablar por mensaje hasta que la cena estuvo lista, luego de comer una rica pizza, todos estaban alegres de que Eryx volvió, aunque intentaban disimularlo porque sabían que seguro Aida los veía y los escuchaba.

Luego de comer y lavarse los dientes Eryx durmió junto a su hermana, la niña se acomodó en su pecho y se durmió al oír los latidos de Eryx.

AidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora