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Zander se quedó en la habitación, y miro hacia la ventana pensando en la fantástica noche que había pasado con Beth. Estaba muy confundido por todo lo que sucedió entre ellos.

-¡Zander!

La voz de Beth lo saco de sus pensamientos.

-Hola, glikia mou

- ¡Au!-se quejó del dolor-Zander corrió a sus brazos para evitar que se levantara de la cama. -Tranquila, yineka mou. –La miro con cariño- no te pares todavía es muy pronto. Eras virgen, tu cuerpo necesita acostumbrarse a esto.-ella levanto la cara para mirarlo y la sabana se le deslizó dejando ver sus hermosos senos hinchados por la pasión. Se iba a tapar pero él la detuvo.-No lo hagas, no tienes por qué esconder lo que ya he disfrutado-ella se sonrojo-Zander le levanto el mentón para que lo mirara a los ojos y la beso tiernamente.

-Creo que tú y yo tenemos que hablar-le dijo él- pero lo haremos después que desayunemos.

-¡Zander! –él le puso sus dedos en sus labios para que no dijera nada. –Le trajo la bandeja del desayuno y se sentó a desayunar con ella- Ambos se miraron. Él le sonrió- Hoy te llevare a conocer la laguna secreta de la isla.

-Zander sé que deseas hablar sobre lo sucedido pero yo no...-tartamuedo ella

-Tranquila, solo déjate llevar por mí-la beso apasionadamente, él no aguanto más la cargo y se la llevó al baño para hacerle el amor.

-¡Oh, Zander!-gimió ella ante la caricia intima que le estaba haciendo- sus cuerpos se complementaban a la perfección. Él bajo la cabeza hacia sus pechos succionándoseles provocándoles unas sensaciones difíciles de explicar, los gemidos que le salían de la boca eran muestra de la experiencia que este tenía a lado de ella.

-Zander, no podemos seguir –dijo ella excitada-

-Claro que podemos, yineka mou-la beso y la subió al lavamanos abriéndole las piernas agachándose para ver la entrada que lo llevo a la locura en una noche. –déjate llevar por mí, Beth mou. Él comenzó a lamerla disfrutando de los gemidos que le estaba provocando. No era por machismo pero le encantaba haber sido el primer hombre en la vida de esa mujer y enseñarle todo el placer que ella podía dar.

-¡Oh, Zander....Zan!-grito al borde del orgasmo. El beso que este le dio la dejo sin aire.- ¡Dios mio! ¿Yo te hice eso?-preguntó ella asustada.

Él se miró la espalda llena de arañazos y se echó a reír. –beso a su mujer para calmarla-es natural, valió la pena glikia mou.

-Debería verte un doctor-contesto ella preocupada

-Creo que a la única doctora que yo necesito eres tu –le agarro la mano y se la puso entre su entrepierna- sabes cómo curarme mi querida doctora-rio al ver que se sonrojaba.

-Zander, siempre tienes que ser tan arrogante hasta en la cama-dijo ella ofendida- Él la cargo e hizo que ella subiera sus piernas por su cadera.- Creo que esto apenas empieza, glikia mou. Se metieron dentro del baño. Zander puso a Beth apoyándola en la pared, se colocó un preservativo y la penetro hasta el fondo extasiado de placer disfrutando el olor jazmín de su mujer.

Él se quedó sin aliento al contemplar la redondez de los senos húmedos que lo llamaban a gritos. Todo en ella lo volvía loco de pasión nunca antes se había sentido así. Estaba haciendo el amor con ella y no quería acabar. Los gemidos de Beth son tan maravillosos.-Déjate llevar pethi mou-.

¡Oh, Zander!, ¡sí! -gimió ella mordiéndose los labios por la pasión.

-Me vuelves loco, Beth mou cada vez que pronuncias mi nombre así-dijo él con la voz entre cortada- voy acabar-gruño él cuando llego al clímax golpeando su cadera con la de Beth. Ambos sonrieron por la intimidad que habían compartido.

EL HEREDERO DEL  GRIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora