Oyó su nombre, así que se acercó a la secretaria.
—Señorita Ryan, el señor Degan le espera.
Al entrar se percató de que hablaba por teléfono, sintió que invadía su privacidad así que intentó no escuchar nada, por educación, pero se sentía incómoda al notar la mirada lasciva recorriendo su cuerpo.
—Si madre está bien, hasta luego —terminó su llamada— Señorita... —mencionó refiriéndose a ella
—Ryan, Astrid Ryan —extendió la mano en su dirección a la vez que daba un par de pasos acercándose.
—Un placer señorita Astrid Ryan, Curt Degan. Supongo que está aquí por la entrevista, es usted muy preciosa.
Su sonrisa arrogante y lasciva le molestaba, pero necesitaba el trabajo, en otra situación hubiera salido de inmediato de ahí. Ambos tomaron asiento, él detrás de su escritorio mientras ella frente a él.
—Gracias por el cumplido señor Degan, pero innecesario, ¿podemos empezar la entrevista?
La sensación incómoda no se iba sino lo contrario, cada segundo que pasaba estaba segura de que el señor Degan la miraba con otras intenciones, unas no tan profesionales, lo ultimo que necesitaba era abandonar la oportunidad de ayudar a su padre con las cuentas.
—Claro, pero me veo en la necesidad de expresar lo que mis ojos miran y es usted muy hermosa.
De nuevo la sonrisa lasciva se extendió por el rostro de Curt. La molesta situación no hacía más que empeorar, lo que le dificultaba controlar su carácter que luchaba en su interior por emerger, se repetía una y otra vez lo mucho que necesitaba encontrar un trabajo.
—¿Podemos comenzar con la entrevista?— dijo en un intento de enfocarse en el motivo de su presencia en aquella oficina.
— Claro, pero, ¿por qué la prisa?, es usted muy bella, no me importaría alargar un poco la entrevista, quizás su belleza pueda conseguirle algo mejor, después de todo busco una modelo bonita y capaz —comentó insinuando otra cosa.
Su orgullo no pudo soportar más y explotó. Azotó su mano sobre el escritorio, sumamente molesta.
— Esta empresa tiene bastante prestigio, necesito el empleo y pensé que eran profesionales, pero puedo ver que su jefe, !es un completo idiota!
Se puso de pie para salir de ahí, acomodó la perilla en la palma de su mano, pero antes de que pudiera girarla escuchó su voz a sus espaldas.
—¡No se vaya!
Más que una petición era una orden, que a decir verdad la firmeza y autoridad con la que sonó, le paralizó por unos instantes. La ardiente explosión en su corazón que había sido detonada al haberse acabado su paciencia fue apaciguada o más bien completamente apagada por la fría y gélida orden.
—¡Me niego a trabajar con un imbécil como usted!— mencionó sin dar la vuelta, intentando recuperar el valor de su decisión.
—Es un farol señorita Ryan, por favor, tome asiento —habló desde su escritorio, de nuevo con esa voz demandante.
Astrid tomó un suspiro antes de dar la vuelta y caminó hacia él escéptica. A decir verdad, no le creía mucho, su actuación había sido demasiado convincente o muy real.
Tomó asiento, totalmente seria.
— El farol de hace un momento fue una prueba, si hubiese aceptado mis insinuaciones, le habría negado el empleo. Necesito una modelo completamente profesional, comprometida con su trabajo, no otra mujer que piense que puede obtener las cosas sin esfuerzo, de esas ya hay muchas por ahí.
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Bajo el lente de la cámara
RomanceUna joven modelo con problemas económicos, desempleada y con un hermano en coma. Un fotógrafo con una vacante disponible que necesita llenar urgentemente. La joven modelo tendrá que soportar el agotador ritmo de trabajo de su atractivo fotógrafo, e...