Mientras Astrid estaba en el conservatorio, la terapeuta de Marc llegaba a su pequeño departamento para darle las terapias, una estudiante de preparatoria que cuidaba niños se encargaba de cuidar del pequeño Cai, era un chica muy amable y cuidadosa, además de silenciosa, Marc apenas se percataba de su presencia, el único que era plenamente consciente de ella era Zeus, quién no perdía de vista al pequeño ni un minuto, ni siquiera en los baños del bebé se ausentaba, siempre estaba vigilante de lo que pasara con su pequeño protegido.
Poco a poco Cai crecía, se volvía un poco más inquieto y curioso, aún así seguía siendo silencioso comparado con otros bebés.
Astrid se encontraba terminando una tarea mientras Cai de Diez meses ya, la observaba sentado desde su tapete en la pequeña sala de dos sillones, en la mesa se centro la madre hacía su tarea y a un par de pasos se hallaba el bebé rodeado de sus juguetes, balbuceando, hasta que se detuvo a mírala.
—¡Mama! —soltó de repente, cuando su madre lo miró sorprendida el pequeño sonrió mostrando sus encías con algunos dientes ya completamente nacidos —Am mama —volvió a balbucear.
La castaña conmovida dejó su tarea para abrazar a su bebé que se acurrucó en su hombro contento mientras seguía balbuceando la palabra mezclándola pareciendo que no tenía final. Marc salió del cuarto en su silla sonriendo emocionado al haber oído a su sobrino.
—Su primer palabra —le dijo a su hermana que no podía con la emoción desbordando un par de lágrimas.
Ella asintió sin poder hablar. Zeus los miró aburrido y volvió a dormir, necesitaba reponer la horas de sueño que se negaba a tener cuando Astrid no estaba.
Curt cada día en encerraba entre más trabajos y viajes de negocios, a un año y cuatro meses después de la partida de la castaña el hombre ya era irreconocible, había perdido peso, la ojeras eran una constante en su rostro, en más de una ocasión su prima Emma vio como le temblaba la mano, por el estrés y la falta de sueño, sin embargo se obligó a morderse la lengua, su primo se portaba a la defensiva cuando alguien comentaba algo acerca de descuidar su salud.
En más de un viaje coincidió con la mujer que le propuso una relación cómoda y esta ocasión no fue la excepción está no dudo en tratar de seducirlo.
—Buenas noches Curt —saludó frente a un par de empresarios que miraron a la mujer embelesados por su belleza.
Enya Brian era una mujer hermosa, de cuerpo perfecto, con figura de reloj de arena, elegante y sensual, voluptuosa en los lugares indicados, sus ojos de un verde oscuro, vibrante y una mirada profunda que dejaba a más de uno sin aliento. Sin embargo con Curt era como tratar con una pared fría y sin sentimientos.
—Buenas noches señorita Brian —devolvió completamente inmutable —Señor Gibbs, señor Sars, estaré ansioso por recibir su invitación, Degan Publicity's está a sus órdenes. Supongo que la señorita Brian desea hablar de negocios con los caballeros.
Caminó tranquilamente hacia un par de hombres que hablaban acompañados de sus flamantes esposas.
—Esa mujer es muy hermosa —decía una mientras sus esposos hablaban de negocios.
—Ese precioso vestido con corte de sirena no me quedaría de ninguna manera como a ella.
—Estoy seguro de que el señor Princeton cree que su esposa es mucho más hermosa, ¿no es así Philip? —interrumpió la plática de las mujeres llamando la atención de los caballeros.
El aludido miró a su esposa y le regaló una sonrisa.—Ante mis ojos eres la mujer más hermosa que existe —le dijo el señor Princeton.
La esposa se sonrojo considerablemente y una risa cómoda se contagió entre ellos, el herido corazón de Curt se contrajo al ver la escena y pensar en ella, en esa mujer de ojos color miel.
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Bajo el lente de la cámara
RomanceUna joven modelo con problemas económicos, desempleada y con un hermano en coma. Un fotógrafo con una vacante disponible que necesita llenar urgentemente. La joven modelo tendrá que soportar el agotador ritmo de trabajo de su atractivo fotógrafo, e...