Capítulo 2

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—¡Astrid!, ¡Astrid!

Oyó la voz de Marc, al instante se levantó buscando la cama con la mirada, encontrándole igual que ayer y que los últimos dos años. Dormido.

Volvió la vista para ver quién le había hablado encontrándose a su padre.

— Buenos días papá — frotó sus ojos un poco.

— Buenos días pequeña, tu celular está sonando por eso tuve que despertarte.

Miró su teléfono y en efecto sonaba.

—¿Hola? — respondió frotando sus ojos mientras se incorporaba en el sofá.

— ¿Me comunico con la señorita Astrid?

— Así es, ¿cómo puedo ayudarla?

Otra factura, pensó al instante levantándose y saliendo de la habitación.

— Me comunico de Degan publicity's, para notificarle que ha sido admitida en el equipo de modelaje, por favor preséntese lo más pronto posible con la documentación necesaria en recursos humanos, para que comience a laborar cuanto antes.

No hubo respuesta, ella se había quedado en shock

— Señorita Astrid, ¿sigue ahí?

—Yo... sí, disculpe, acudiré de inmediato muchas gracias.

— Hasta luego y bienvenida.

Entró a la habitación, tomó su mochila se despidió de su padre y de Marc para ir a casa. Necesitaba sus documentos, tomar una ducha, cambiar su atuendo y arreglarse.

Eligió una blusa blanca sin mangas, un pantalón azul entallado y un blazer 3/4 de mangas, alisó su cabello aún más de lo que ya era, dividió su cabello justo en medio se calzó con zapatillas de cintos color blanca, hizo un maquillaje sencillo en su rostro y terminó con un labial en tono delicado, antes de salir tomó un bolso del mismo color que sus zapatos y metió los documentos que necesitaba.

Un taxi que había pedido antes de salir de casa la esperaba y para cuando dieron las 11 de la mañana ya se encontraba entrando a las oficinas de recursos humanos.

Iniciaría en dos días en lo que se hacían las gestiones, mientras se despedía de la encargada de la gestión de los documentos entró el señor Degan con una cámara en el cuello, el cabello ligeramente alborotado, una camisa negra con los primeros dos botones del cuello sueltos, las mangas dobladas, un pantalón color beige corte Slim y zapatos negros.

Se veía muy apuesto, ahora entendía porque muchas se le ofrecían, pero ella estaba ahí por trabajo, se comportaría como una profesional.

Lucía agitado y desesperado al punto de estallar, buscó con esa mirada desesperada, pero penetrante, hasta que dio con los delicados ojos color miel de Astrid, que lo miraba con confusión debido a su apariencia intranquila, caminó con decisión y apenas la tuvo al alcance sujetó la muñeca de su mano, miró a la chica de recursos con esa mirada demandante.

—¿Ya tienes todos sus documentos?

— Sí señor — respondió mientras intentaba no mirarlo demás.

— Ella empieza hoy, quiero que el trámite quedé lo más pronto posible. — se acercó al rostro de Astrid para que nadie más pudiera oír — Espero que realmente quiera este trabajo.

La miró de una forma tan desafiante que le robaba el aliento, él estaba cerca, demasiado cerca, no sabía qué pensar de esas palabras que había oído, pero mantuvo la mirada sin decir nada, así que él simplemente tiró de Astrid por un pasillo que parecía interminable hasta un set, dónde había algunas chicas con lo que parecía ser la línea exclusiva de una de las mejores marcas del país, la acercó a un grupo de personas antes de ordenar con la voz gélida y hasta cierto punto déspota.

Bajo el lente de la cámaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora