Capítulo 11

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Recordó el beso que ella había iniciado cuando estaba ebria, «Como sé que no eres real haré lo que he querido hacer desde hace tiempo», esas habían sido sus palabras, ella se reprimía por qué era su jefe.

Pero esa noche, en esa playa donde él sonido de las olas rompían al llegar a la orilla envolviendo el silencio, él quería que ella se olvidara de eso.

Astrid ignoraba lo que pasaba por la mente de Curt, ella solo quería olvidar. Estaba por tomar la botella de nuevo, pero Curt Degan la apartó.

Tal vez debí comprar mi propio alcohol, pensó.

Al levantar la vista él la miró a los ojos, llena de incertidumbre le mantuvo la mirada pensando en lo que pasaba por la mente del fotógrafo su rostro no dejaba saber que era lo que pensaba

Curt no perdió más tiempo, colocó una mano en la nuca y la acercó para besarla, Astrid se paralizó al sentir los labios de su jefe, él se separó un momento de ella, ambos se miraron buscando aprobación del otro y volvieron a unir sus labios en un beso desesperado, la subió a su regazo colocándola a horcajadas sobre él, ella se aferraba a su cuello con ambas manos y Curt la pegaba a su cuerpo colocando una mano en su espalda y otra en su cadera.

Guío sus besos húmedos al cuello de Astrid al cual ésta le daba acceso reclinando su cabeza hacia atrás siendo sostenida por el hombre bajo ella, el cuerpo de Astrid estaba al límite, sentía la adrenalina viajar por todo su cuerpo sin poder detenerse, el fotógrafo ya no era capaz de reprimir sus impulsos así que rompió el contacto.

Ambos se pusieron de pie, él tomó la botella y Astrid sus tenis, corrieron por toda la playa riéndose como niños que huyen de una travesura, al llegar a la suite del fotógrafo se deshicieron de la botella y ella soltó sus zapatos que rodaron en algún lugar de la habitación.

Curt desabrochó los botones de su camisa y Astrid hizo lo mismo con la suya mientras mantenían el contacto visual, en cuanto se liberó de su camisa ayudó a la modelo con la de ella, subió la falda de Astrid acariciando sus piernas, sin dejar de besarla, la cargó mientras la besaba atravesando la habitación hasta colocarla sobre la cama, una vez ahí, Astrid sumida en el sabor de sus besos ya no le importaba que fuera su jefe, el hombre era sumamente sexy, apuesto, varonil y sentir su cuerpo firme sobre ella la hacia perder la cordura, ningún pensamiento en su cabeza importaba, solo ese momento que vivía.

Apenas se sintió sobre la cama llevó sus manos del cuello de Curt, le acarició la espalda y el abdomen hasta llevarlas al cinturón de su pantalón y lo desabrochó, con ayuda de él logró quitarlo por completo, el fotógrafo aprovechó la distancia para quitarle la falda que se encontraba enrollada en su cintura dejándola en una lencería negra que le oscureció la mirada de deseo aún más.

Astrid se estremeció sobre la cama por su mirada,  él se colocó en medio de las piernas de la joven, subió a sus labios dejando un camino de besos húmedos a partir de su abdomen bajo, la suavidad de la piel de la chica lo incitaba a besar cada centímetro de ésta. Pequeños susurros y ligeros gemidos resonaban en la habitación.

Por primera vez Curt sentía que poseía el cuerpo de alguien, pero a su vez sentía que él mismo no tenía control, exploraba el cuerpo de la chica con su boca con sus manos con su piel.

Cuando llegó a su pecho apartó la tela del brassier con su mano, al ver el pezón erecto frente a él se lo llevó a la boca, metió una mano debajo del cuerpo de la chica, la acercó aún más a su boca mientras lamía con su lengua y succionaba ligeramente el pezón.

Astrid al sentir la boca de Curt sobre su pecho soltó un gemido incapaz de reprimirlo, arqueó su espalda buscando más contacto, enredó los dedos de su mano en el cabello de Curt. Repitió lo mismo en otro pecho de la chica quería oír de nuevo ese gemido.

Bajo el lente de la cámaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora