Cómo esperado, Elisa se quedó casi una semana en el hospital privado Santa Fe, uno de los más prestigiosos de México porqué a pesar de todo lo que estaba pasando en su vida, César Lazcano no economizó nada para que la niña tuviera el mejor tratamiento del mundo si posible. Pasaba día y noche con su hija, que estaba débil, cansada por los análisis que hacía todos los días y a veces más de uno al día. Hoy recibiría el resultado de los exámenes, estaba ansioso, nervioso, agitado y intentaba no transmitir eso a Elisa que siempre lo miraba con esperanza. En días así, César pensaba mucho en Mariana, no con el rencor que creía tener en su corazón pero porqué sentía la necesidad de tenerla ahí junto a él, la única que parecía capaz de brindarle el apoyo y también a Elisa que no dejaba de preguntar por ella.
Mariana se quedó los últimos dias ajena a todo, se encerró en su departamento pasando la mayor parte del tiempo acostada llorando y si no fuera por las pastillas que le había recetado Heriberto, tampoco podría dormir. A veces miraba el frasco por largos minutos con la idea de tomar todos de una sola vez para acabar com todo el dolor que sentía en el pecho, algo la impedía y volvía a llorar por su covardia. El psiquiatra y amigo estaba preocupado por ella, así que Heriberto se quedaba pendiente de Mariana todo el tiempo porqué Chema estaba fuera de México por trabajo, el doctor se había hecho la idea de que de ella sólo tendría la amistad y ahora si estaba a su lado cómo un amigo. Soltó una pequeña sonrisa al recordarse de Elisa, quizás hablar con ella le daría un poco de alegría...
- ¿Señorita Mariana?
- Buenas tardes Xochitl, me gustaría hablar con Elisa, por favor.
- La niña Elisa no está. -La empleada cambió la voz dejando a Mariana en alerta. -Está en el hospital.
- ¿Pasó algo? -Se levantó de la cama en un golpe, cosa que no hacía hace días.
- Hace ya una semana que está internada para hacer unos análisis, Don César no quiso dar detalles, el señor está con ella desde que se fue y desde entonces no ha vuelto... Hace todo en el hospital.
- ¿Puedes decirme en qué hospital está, por favor?
Los pocos minutos en que Heriberto estuvo en la cocina preparando la pasta predilecta de Mariana fue suficiente para que la mujer ducharse y cambiar de ropa para salir al hospital que la ama de llaves le había indicado. El médico la encontró secándose el pelo frente al espejo del baño, puso la comida sobre una mesa en el rincón de la habitación y la miró asustado.
- Sin preguntas, Heriberto. -Se adelantó. -Necesito salir.
- Pero...
- La hija de César está en el hospital y necesito ir a verla.
- ¿Quieres que te lleve? -Tomando las llaves del coche.
- Sí, pero vamos en el mío...
Por un accidente en el tráfico tardaron mucho en llegar en el hospital, para Mariana una eternidad. No dejaba de pensar en Elisa, el miedo que tenía a hospitales, agujas, médicos y enfermeras, la presión que sentía en el pecho no sabría jamás explicar. Cuando el ascensor se abrió, ella y Heriberto encontraron a César en el pasillo hablando por teléfono con alguien, estaba irritado por su expresión, que cambió cuando la vio y peor aún, acompañada.
- ¿Que demonios haces aquí? -Colgó el móvil acercándose a Mariana. -¿Comprobar de cerca mi desgracia? Ya viste, ahora te puedes ir.
- César, vine porqué supe lo de Elisa, quiero verla...
- Lamento decirte que eso no será posible. -Su tono irónico hizo Mariana suspirar para no perder la paciencia.
- Perdón, señor Lazcano. -Heriberto intervino de manera educada. -Soy médico y me gustaría saber la situación de la niña, tengo contactos y quizá puedo ayudar.
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La Inspectora
ChickLitElla necesita infiltrarse y utilizar todo su poder de seducción para descubrir lo qué hay de tan ilícito en Royal Paradise, el casino del milionário César Lazcano. Parecía algo sencillo para una mujer que ya había hecho cosas así otras veces pero no...