Capítulo 7

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Gritos, disparos, cameras, motín, desorden de luces...

Un verdadero caos en el Royale Casino después que alguien invadió lo sistema del lugar haciendo aparecer un video de César Lazcano con cazadores, matando y disparando animales en extinción. Era lo que menos esperaba él cuando subió para dar la bienvenida a sus invitados por la inauguración, incluso había guiñado un ojo para alguien en medio a la multitud cómo una señal de que quizás la noche terminaría bien... Pues bien mal.

Mariana estaba aturdida con todo, Chema la cubrió con su cuerpo mientras buscaban un lugar para esconderse hasta que la confusión se calmase y así podrían dejar el lugar. Pocos minutos que parecían horas hasta que todo se calmó, la rubia se preguntaba dónde estaría César, se preocupaba por él al mismo tiempo en que observaba de lejos a Sergio con una expresión de tranquilidad en el rostro. Algo estaba mal.

Cómo era la secretaria personal, no fue difícil dejar que los guardaespaldas de César le dijera dónde estaba, aunque todos eran sospechosos hasta que se mostraba el revés y cuando pudo entrar en la sala de su jefe, corrió hacia él con desesperación cuando lo vio con una pistola en la mano.

- ¿César, que estás haciendo? -Tragó en seco delante de la imagen. -Baja el arma, por favor.

- ¿Mariana, que demonios estás haciendo aqui? -Preguntó con enfado mientras miraba el arma negra entre sus manos sentado en el sillón, había llorado y no trató de ocultar eso de Mariana. -¿No viste lo que acaban de hacer? Necesito terminar esto antes que vengan por mi.

- Las cosas no se solucionan así. -Se puso de rodillas delante suyo y apoyó las manos en sus piernas. -Te equivocaste, hiciste algo malo pero tienes la oportunidad de volver atrás y mostrar ser el hombre increíble que eres.

- No sabes lo que dices. -Sonrió con ironía. -Quieres ganar tiempo para que me calme y no haga eso pero no va funcionar, Mariana.

- ¡Eres un egoísta, Lazcano! -Tomó la cara entre sus manos y él sintió un calor cómodo. -Piensa en tu hija, se va quedar sola si no estás tú, eres lo único que le queda...

- Justamente, no quiero que Elisa me vea tras las rejas. -Lloró aún más por imaginar su niña tan pequeña y indefensa. -Que no tenga orgullo de mí.

- Tiene mucho orgullo de ti, para ella eres su héroe, su todo... -Acarició la barba con el pulgar. -Ya perdió a su madre, ¿vas a dejarla sin padre también? Sólo tiene seis años, César, te necesita.

"Y yo también." Dijo en pensamientos.

Poca iluminación en la oficina pero podría perderse fácilmente en los ojos oliva que le brindaban serenidad y apoyo, un apoyo que siempre anheló y nunca tuvo. Sin embargo, no lograba ver solución, la luz en el fin del túnel que todos decían, no existía para él. Mariana dibujó una sonrisa mientras tenía una confusión en su cabeza, verlo con esta pistola sólo afirmó su corazón lo mucho que lo quería.

- Dame eso... -Poco a poco sintió el objeto frío entre sus dedos y lo puso en su bolsa, enseguida preparó dos tragos de wisk fuerte con poco hielo y se lo dio uno a él. -No te preocupes que todo está tranquilo abajo.

- Tengo muchos contactos pero en una situación así no se si me escaparía. -Tomó un poco de manera feroz después puso la cabeza entre las manos. -Parece una pesadilla.

La Inspectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora